Capítulo XX

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**MARCHETTI'S CLASSICS PLAYLIST: You're Still the One- Shania Twain

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MÁS DE TREINTA AÑOS ATRÁS

ROMA, ITALIA

—No puedes permitir que siga tratándote de esta forma—dijo una mujer mientras limpiaba la herida en el labio de otra que gimió de dolor al sentir el antiséptico.

—Estaba molesto por su ropa, yo lo entiendo—le dijo a su amiga—. Lamento retrasarte para tu trabajo en el hospital.

—Siento que estoy en el hospital curándote a ti—fue la respuesta mientras limpiaba la herida de la ceja—. Además, ninguna excusa es válida para que alguien te golpee, Alessandra.

—Lo sé, Margaret—dice con tristeza observando a su mejor amiga—. Pero no conozco nada mejor.

—¡Oh, por favor Alessandra! —dice respirando hondo—. No se trata si conoces algo mejor o no. Se trata de que debes preocuparte más por ti. Que te agarren como una bolsa de boxeo no es el ideal de nadie. Necesito que aceptes denunciarlo. No me gusta verte así, por favor.

—Gracias por ayudarme, Margaret—se pone de pie y Margaret solo niega con tristeza al ver a su amiga colocarse al abrigo. Su rostro medio cubierto por un sombrero y lentes de sol—. Sé que siempre puedo contar contigo. Eres la mejor amiga del mundo. Ciao, bella.

—Ciao—responde Margaret con tristeza mientras la ve salir y cerrar la puerta. Se pone de pie y rápidamente empieza a recoger sus cosas, ya que debe apresurarse si quiere llegar a tiempo al hospital.

FIN DEL FLASHBACK

~*~

LAUREN MARCHETTI

Hay algo en la sencillez con la que se mueve que me vuelve loca. Es esa confianza que tiene que no presume, solo se nota. Ahora mismo la observo fijamente y lo único en lo que puedo enfocarme es en su bikini rojo que se ajusta a su cuerpo como una segunda piel, su lunar de media luna y su tatuaje de rosa a un lado de su cadera. Ella está en el porche tomando algunas cervezas antes de regresar al jacuzzi. Está oscureciendo y ambas estamos de nuevo en la cabaña después de un día explorando el pueblo, y besándonos.

La veo caminar hacia mí y rodear el Jacuzzi hasta llegar justo atrás de donde me encuentro sentada con la suave música que ha puesto en su celular. El cuerpo de Camila es hermoso, toda ella es hermosa.

—Un centavo por tus pensamientos—me dice al oído y yo me giró uniendo sus labios con los míos en un beso profundo que la toma por sorpresa, pero luego me responde profundamente. La siento temblar en mis brazos, pero sé que es por el frío.

—Entra al agua antes que te congeles, cara mía—le digo contra sus labios y ella asiente entregándome las dos latas de cerveza mientras entra al jacuzzi y suspira al sentir el agua caliente tocar su piel. Mis ojos no dejan de verla en ningún momento y ella se acerca lentamente a mí, y para mi sorpresa se sube a mi regazo con el agua corriendo por su cuerpo. Yo dejo las dos latas de cerveza a un lado y la abrazo por la cintura.

El día ha sido de descubrimiento. Hablamos por horas, y nos besamos por otras más. Cenamos en el pueblo y la confianza creció entre ambas. Hasta llegar a este punto donde cómodamente puedo tenerla sentada en mi regazo, con mis manos en su cintura y acariciando su piel.

—No me dijiste en que pensabas—me dice ella pegando su frente a la mía con suavidad.

—Te mostré en lo que pensaba—le digo con confianza y alegría. No hay lágrimas esta vez. Este día siento mi corazón ligero, con un peso menos encima después de hablar con Camila—, pero siempre puedo mostrártelo de nuevo—la acerco a mí para besarla y ella suspira cuando nuestros labios se encuentran de nuevo.

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