CAP. 21.

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Miré sus movimientos acelerados, sus ojos viajando rápido por la habitación y sus manos recogiendo su pelo con práctica parando para mirarse en el espejo del baño. Respiró profundo y se giró a mirarme más tranquilo, yo apoyado en el marco de la puerta mientras lo observaba. 

Se acercó mordiendo su labio inferior, algo más relajado pero aún con el nerviosismo brotando por su cuerpo de una forma bastante notoria desde mi punto de vista. 

-Tranquilo. 

Él apoyó su cabeza en mi hombro y yo le acaricié la espalda intentando que toda esa presión que lo recorría desapareciera de alguna manera. 

-Estoy bien- Dijo separándose mientras miraba mis ojos. 

-Vale Harry. 

Se quedó callado sabiendo perfectamente que no me había creído absolutamente nada de lo que me estaba diciendo. Lo conocía de demasiados meses para saber cuando mentía y cuando no. 

-Te quiero, Louis.

Sonreí mirándolo, notando mi corazón acelerarse como si fuera un imbécil que escucha eso de alguien por primera vez. Sentí que eso era de verdad y que nada haría que olvidada esas palabras en mucho tiempo. 

-Yo

-No- Me cortó rápidamente sin dejar de mirarme- Dímelo cuando acabes de trabajar hoy. 

-¿Y qué te hace pensar que de aquí a un par de horas voy a cambiar? 

Su boca no se abrió y él no emitió ningún sonido que me pudiera indicar lo que estaba por venir, fue ahí cuando supe que esa comida con la familia Williams era algo mucho más profundo de lo que Harry mismo sabía. 

-Vamos, llegamos tarde y mi madre ya está bastante estresada para ponerle más carga…

Lo seguí con duda, saliendo de su habitación y llegando a la entrada principal en menos tiempo del que tal vez hubiera necesitado para poner las ideas de mi mente en orden. 

Me sitúe justo detrás de Harry, la mirada de Anne viajando hasta mí y después mirando a su hijo sin poder evitar un suspiro cansado. Seguramente le habría suplicado que yo no estuviera ahí, no querría dar una mala imagen a sus invitados, pero ella misma sabía que sus palabras sobre mí tendrían poco efecto en Harry, él haría lo que le diera la gana en lo que a mí me respectaba. 

La puerta principal se abrió y Liam se hizo a un lado dejando pasar a las dos mujeres y al hombre que las acompañaba, un poco más joven que Harry. 

Anne se acercó y los saludó como la señora que era. Las palabras cordiales y halagadoras no faltaron en ningún momento, enseñándome una vez más lo mucho que le gustaba a Anne todo ese ambiente falso. 

Claudia iba hermosa, algo que no me sorprendió en lo absoluto. Su simple presencia era digna de observar y la fijación con la que ahora observaba a Harry solo conseguía darme cuenta de lo perfecta que era. Lo más gracioso de todo era que ella lo sabía, ella sabía el poder que tenía ahí y jugaba de maravilla con sus cartas, ganando en cada movimiento. 

-Harry- Dijo ella acercándose con una sonrisa- Me alegra encontrarte de nuevo. 

-Puedo afirmar lo mismo Claudia, siempre es un placer, al igual que a tí, Teresa- Dijo girando hacia la mujer que la acompañaba. 

-Siempre tan amable Harry... No cambias querido, eso está bien. 

Compartieron varias palabras más, todas cordiales y alguna risa leve que Anne se encargó de suavizar. Presentaron a el chico, se llamaba Daniel y por lo que pude deducir, era el hermano de Claudia. Se parecía bastante a ella, sobretodo en el color precioso de sus ojos verdes y la forma de su nariz. Era vergonzoso pero estuvo hablando con Harry un par de minutos, recordando vivencias y poniéndose al día sobre su actualidad. 

Una orden || Larry Donde viven las historias. Descúbrelo ahora