𝗧𝗛𝗘 𝗟𝗔𝗦𝗧 𝗦𝗨𝗠𝗠𝗘𝗥┃RIVERDALE.

2O; ❛ SECRETS REVEALED. ❜

CAPÍTULO VEINTE;
❛ SECRETOS REVELADOS. ❜

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Clifford Blossom se suicidó esa noche fatal.

Los secretos revelándose con su muerte, otros hundiéndose en la tumba junto con él.

Resultó que el jarabe de maple sólo se trataba de una fachada a su verdadero negocio. El tráfico de heroína desde Montreal en sus camiones. La historia pronto salió a la luz. Qué Jason Blossom se enteró del negocio oculto de su padre, y lo amenazó con decir la verdad. Aquello lo condujo a su secuestro, a manos de la serpiente sureña, Mustang. Y luego, a su muerte, a manos de su padre. Clifford escogió su negocio ilegal, por encima de su hijo. Por encima de su familia. Clifford prosiguió a asesinar a Mustang, para cubrir huellas en lo que pintaba la escena como una sobredosis, e intentando el implicar a su rival de negocios, Hiram Lodge, como autor del homicidio.

Como último pecado, Clifford Blossom amenazó a FP Jones con qué su hijo, Jughead Jones, sufriría el mismo destino que Jason, si no se declaraba a sí mismo culpable del asesinato.

Con FP absuelto de los cargos por homicidio, aún colgaba con los otros resaltantes. Por lo qué, no se lo vería libre en un futuro cercano. Lo que significaba, que la vida de Jughead sería echada a la suerte, otra vez. Siendo aún menor de edad, su custodia legal dependía de un mayor. Cuyo puesto no podía ser ocupado por Fred Andrews, ante sus bajos recursos, que a duras penas mantenían a su único hijo.

La asistente social creyó que sería una buena idea enviar al adolescente a una familia que se ubicaba en el lado sur. Teniendo así, que cambiarse de vecindario tanto como de secundaria, y no había nada que su fiel grupo de amigos pudiera hacer para evitar la tragedia.

A pesar de la mala reputación que empezaba a tener el pueblo, además de nuevos crímenes de tráfico de droga, Riverdale volvió a la normalidad. Los habitantes fingiendo que todo iba bien, sus vidas recuperándose de nuevo.
Como la familia de oro de los Cooper, reunidos cada mañana para desayunar waffles, café, y alardear de lo afortunados que eran al tenerse mutuamente. La casa repleta de hipocresía, como los viejos tiempos.

Esa mañana, Madison Cooper lucía más cansada de lo natural.
Los pies arrastrándose mientras se movía hacía su casillero para buscar su libro de español. Por un segundo, los ojos desviándose hacía su derecha. Halló la figura de Cheryl Blossom, sus facciones neutras e inexpresivas conforme arrojaba un monto de cuadernos dentro del cubículo. Quería ir con ella, preguntar por su estado de ánimo. Quizá abrazarla, acariciar su cabello en un modo de decir que todo iba a estar bien. Porque, con todo lo que había vivido desde Julio, tal vez lo necesitaba. Un gesto sincero, por una vez.