IV: Eres

340 15 8
                                    

Mientras la ciudad estaba anocheciendo a su totalidad el cachorro dálmata corría con un enorme entusiasmo al haber encontrado a un representante que elevaría su desempeño musical y exhibirla por varias partes del país inglés. Ejercería su carrera de músico como tanto lo ha deseado. Es el mayor sueño que tiene e intenta lograr. En esos momentos no tenía una explicación exacta de los hechos por la alegría que lo desasosegaba por dentro. Tanto que hasta gritaría a los vientos de lo alegre que se siente por convertiste en el mayor músico de Europa, eso lo suponía. Dirigiéndose a su hogar con una sonrisa en su rostro.

Llegando a su vivienda entra por la puerta principal teniendo en su lomo su teclado musical. Sigilosamente entró por ser una hora tarde para su llegada inesperada. Todo acto que se dispuso a hacer lo realizaba con cautela para no llamar la atención a sus hermanos mayores y meterse en un lío de su llegada. Caminaba lento por el pasillo. Cada paso chillaba las tablas de madera que formaban el suelo, haciendo que se incomodada con cada sonido agudo. Yendo hacia la cocina del hogar, que estaba a pasos de llegar.

Al entrar a la cocina estaba desierto. Nadie estaba presente ni una migaja de croqueta ha sido tocada. Para lo personal del músico el silencio es lo más incómodo que puede tener porque le agrada más estar en lugares acompañado con melodías musicales o ruidos predecibles. Al ver la hora notó que pasó la hora de la cena prolongada por la familia entera. Ahora era disposición del cachorro si quería cenar antes de descansar. Lo hizo tomando una porción regular de croquetas a su tazón de comida y comer en el comedor de la cocina.

El tiempo pasaba hasta llegar las nueve de la noche y el cachorro termina de comer. Levanta su tazón y lo coloca sigilosamente al fregadero de la cocina. Evita hacer ruidos para no despertar a su familia y causar una molestia para sus hermanos y padres. Subiendo por las escaleras con mucha cautela por los juguetes masticables que están esparcidos por cada escalón. Un desastre era como un campo de guerra llena de granadas. Que al pisarlas un chillido soltaría de la presión. Los espacios pequeños eran suficientes para pasar sus pequeñas patas de cachorro.

Llegando al piso de arriba, dónde se encontraban las primeras habitaciones del hogar. Otros estaban en un piso más arriba. No eran solo para un individuo, tienen que compartir en grupos de hasta veinte cachorros dálmatas por habitación. Iba en camino hacia su habitación por el cansancio de tocar con sus amigos de la banda musical. Estaba a empujar la puerta de madera, hasta que le ganó la curiosidad una luz artificial proveniente del ático. Tanto que antes de entrar a su alcoba decidió investigar de la existente fuente iluminante. Era intrigante por la hora que era, mayormente los miembros de la familia están descansando a ese tiempo.

Tomó la escalera de madera hecha de varas y articulaciones metálicas. Era viejo por las mordidas de los dientes de los cachorros. A los perros les encanta morder todo, hasta incluyendo objetos de resistencia grande. Subió sigilosamente. Por varillas gruesas de madera que eran escalones. Era complicado por tener el cuerpo cansado, no daba ni para hacer una caminada de diez kilómetros.

Con esfuerzo entró. Abriendo la trampilla y subirse por completo. Estaba agotado por el esfuerzo que tuvo que realizar. Caminó lentamente detrás de las cajas que estaban en el ático. Jugando como el detective en busca de su presa culpable de un crimen grave. Al ver el proveniente de la luz vio la sombra de un perro moviendo sus patas como un estilo de baile. Al observar con detalle era su hermana Da Vinci. Realizando una pintura en un nuevo lienzo blanco. Salpicando pintura con sus patas pintadas húmedas. Haciendo movimiento con sus patas en todas direcciones que cayera la pintura en el lienzo. Entre movimientos rectos y ondulatorios. Se sentía aliviado, tanto que la presión cardíaco bajó a su presión normal. Antes estaba asustado de pensar que era un intruso a llevarse objetos o hasta a los cachorros.

Negó su cansancio de su cuerpo y decidió a acercarse a la cachorra pintora. Caminando entre la oscuridad dónde no había alcanzado la luz de una vela de cera. Hasta se inquirió por no tomar la luz eléctrica y encender la bombilla que colgaba del techo. Ignoró ese aspecto y se acercaba más a ella para comenzar con una conversación.

La melodía de mi corazónWhere stories live. Discover now