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El clima de la habitación era pesado y tenso. Estaban en la habitación de la menor, Regulus y ella sentados en la cama y Sirius los miraba sentado enfrente de ellos sobre una silla.

A pesar de que hacía menos de dos horas no quería verlo ni en fotografía, ahora Phoebe necesitaba a Regulus a su lado porque se sentía desfallecer.

Realmente, cuando pensaba en su pequeña aventura con el hombre nunca se le hubiera ocurrido que su padrino se enterara. Y de verdad le asustaba la reacción que él podría llegar a tener, sabía que el hombre la quería como una hija pues ella misma lo adoraba a él como si fuera su padre, y desde que se había escapado de Azkaban había prometido protegerla a ella y a su hermano de todo y todos.

Pero la pregunta era: ese todos, ¿incluía a Regulus?

El morocho a su lado parecía que se encontraba igual de incómodo que ella, pero podía disimularlo un poco mejor. Sabía que la pelirroja a su lado estaba a punto de tener una crisis nerviosa, por lo que intentaba mantener la calma para no hacerla sentir peor. La mirada de su hermano mayor estaba sobre él, esperando una explicación.

Pero, joder, ¿cómo explicarle que se había enamorado de una menor de edad que no era ni más ni menos que su ahijada? Sí, sabiendo la sobreprotector que era con la chica, sabía que no se lo tomaría muy bien.

—¿Desde cuándo? —terminó rompiendo el silencio Sirius.

Phoebe no podía hablar, así que dejó que respondiera Regulus.

—Hace unos meses —respondió él, serio.

La menor podía ver la vena del cuello de su padrino palpitar, por lo que tomó la mano de Regulus en busca de consuelo. Temía que el hombre estalle en cualquier momento. Él destensó su cuerpo al sentir la suave piel de la chica entrando en contacto con la suya y, de un momento al otro, se sintió con las fuerzas de finalmente tener esa conversación.

—No logro comprender porqué me lo ocultaron. ¿No confían en mí?

—No es eso, Sirius, no lo entiendes...

—¡Pues entonces explícamelo! —espetó el mayor.

Phoebe apretó la mano de Regulus, sobresaltada. Aún no se acostumbraba a esa faceta de Sirius, pero no dijo nada. No quería enfadarlo aún más.

Regulus le devolvió el apretón para calmarla.

—¿Por qué? —inquirió luego de suspirar rendido.

Regulus respiró hondo. Iba a decirle la verdad, ya sin importarle que Phoebe se entere porqué le había puesto fin a todo.

—Porque la quiero, Sirius —respondió cuidadoso—. La quiero de verdad. Te juro que intenté evitarlo, suprimir mis sentimientos, ignorarlos hasta que se vayan, pero no se fueron. Lo que siento es real, sabes que nunca me hubiera involucrado con ella de no ser así. Quise alejarme para protegerla... Pero se me hace imposible estar lejos de ella —Phoebe bajó su mirada para esconder la tierna sonrisa que quería dibujarse en sus labios, mientras que Sirius miraba al suelo mientras escuchaba a su hermano—. Creí que tú, entre todos, me entenderías.

Sirius elevó su mirada y lo miró. Parecía aturdido ante lo último que le había dicho, por lo que no pudo decir nada durante unos segundos. Sólo se enfocó en las manos unidas de su hermano y su ahijada.

Intentó pensar en qué haría James si estuviera ahí. Sabía que él creía en el amor verdadero, y que si lo encontrabas no debías dejarlo ir nunca pues no todo el mundo era capaz de encontrarlo o de conservarlo. Por eso temía hacer que se separen, lastimando a ambos, y forzarlos a vivir hundidos en la tristeza por haber perdido a la persona que amaban, como él.

No. En lo absoluto quería que Regulus y Phoebe vivan con la misma amargura y tristeza con la que él lidiaba día a día.

Pero a la vez quería honrar a su mejor amigo y a la desición de haberlo nombrado padrino de sus dos hijos, protegiendo a los niños como si fueran suyos.

Sabía que Regulus y Phoebe esperaban que él dijera algo, pero sinceramente no sabía qué.

Hasta que Phoebe habló. Sorpresivamente, su voz salió firme y sin rastro de miedo.

—Padrino, no es por nada, pero digas lo que digas no voy a alejarme de él. Yo lo quiero, y puedo entender que no lo aceptes o te cueste digerirlo, pero no vas a obligarme a dejarlo ir.

Entonces Sirius sonrió un poco. Definitivamente era la hija de James Potter. Estaba seguro que su amigo había dicho unas palabras parecidas cuando él y los demás le decían que debía dejar de intentarlo con Lily.

"Nadie va a obligarme a dejarla ir" habían sido sus palabras. Y a pesar de que todo el mundo le decía que Lily nunca querría que estar con él, él nunca se dio por vencido.

Y algo le decía que Phoebe no iba a darse por vencida nunca.

Se levantó de la silla sin decirle nada a ninguno y se dirigió a la puerta. Sin embargo, antes de poder abrir, la mano de Phoebe tironeó su campera. Él volteó a verla.

—Padrino, por favor siéntate y hablemos...

—Ahora no, Phoebe —la interrumpió. Antes de hablar con ellos debía poner sus pensamientos en orden. No quería decir algo de lo que luego se iba a arrepentir—. Sólo prométeme que no harás algo estúpido como ir a Hogwarts.

Ella asintió.

Phoebe apoyó la frente contra la puerta cerrada una vez que Sirius se fue. Nunca se había sentido tan mal como cuando vio aquel destello de decepción en los ojos de su padrino. Aquel hombre para ella significaba todo. Lo amaba como si fuera su padre, y le aterraba el simple hecho de pensar siquiera en perderlo.

Sintió unos brazos que la envolvieron por detrás. Regulus la estaba abrazando, intentando consolarla, pero era imposible. Ambos se sentían rotos.

—Todo va a estar bien, cariño —murmuró él.

Ella volteó y pasó sus brazos con el cuello del contrario, buscando desesperada un poco de consuelo.

—¿Me lo prometes?

Él sonrió y dejó un tierno beso en los labios de la adolescente. Parecía que habían pasado años desde la última vez que había besado los dulces labios de Phoebe, y volver a probar aquella boca con sabor a cereza lo sacaba de sus casillas.

—Te lo prometo.

Phoebe sonrió, confiando ciegamente en él, pero aún había algo que la inquietaba.

¿A qué se refería Regulus cuando dijo que creyó que Sirius los entendería y por qué él había reaccionado de esa manera?

Parecía que, si bien no iba a resolver el misterio de quién diablos era Umbridge y qué quería en Hogwarts, debía resolver el misterio que era la vida del Black mayor.

Pero eso sería otro día. En aquel momento, solo quería dejarse llevar por los besos y caricias del hombre que quería.

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Bueno les aviso pREPARENSE PORQUE LOS PROXIMOS CAPITULOS VAN A ESTAR RE FLAMA 🔥🔥🔥 ahre

Sixteen [Regulus Black]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora