Capítulo 1

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Nota de autor al final del capítulo.

Daniel Valencia odiaba ir a Ecomoda. Las razones no eran muchas, se limitaban al recuerdo de sus difuntos padres y el hecho de que su legado estaba siendo manejado por el imbécil de Armando Mendoza. Al menos esas eran las razones de mayor peso. En menor grado se encontraban el tener que lidiar con Patricia Fernández, el fastidioso cuartel de las feas, Mario Calderón,... ah, sí, y la asistente fea de Armando.

El único consuelo que encontraba en sus esporádicas visitas era poder ver a Marcela, el cual en ocasiones también se convertía en un lastre, gracias a la relación que su hermana se empeñaba en mantener con Mendoza.

Sin importar cuán detestables eran sus visitas tanto para él, como para los empleados (de eso estaba consciente), desde que Armando asumió la presidencia, era más que necesario estar siempre al pendiente de cualquier posible equivocación, de algún movimiento mal hecho, algún negocio turbio.

Por eso, cuando Olarte le dio la noticia de que Ecomoda aparecía en el boletín de registro mercantil, cuando le confirmó la sospecha de que la empresa tenía gigantescas deudas y que para terminar, estuviera embargada, precisamente por Terramoda, Daniel, se lo tomó con calma.

En el fondo, sabía que pasaría, había estado esperando ese momento desde ya hace tiempo, sin embargo, le tomó por sorpresa; tenía que jugar sus cartas con cautela. La situación de la empresa tendría que ser totalmente crítica. Definitivamente no aceptaría hacerse cargo de ella, el patrimonio de su familia y de los Mendoza estaba en ruinas, no habría mucho que hacer, salvo liquidarla. Lo cual sería un alivio temporal para sus problemas financieros, pero terminaría siendo el fin del mundo para muchísimas personas.

Hoy sería la junta directiva, no tenía muy claro qué hacer con la información que ahora poseía. En algún momento tendría que salir a la luz, y todos los miembros de la junta tenían derecho a saberlo, no obstante, una parte de él deseaba ver hasta qué punto llegaría Armando con tal de seguir encubriendo su desastre, y para ello habría que esperar.

Enfrentar al presidente de la compañía a solas no era una opción, no aún; necesitaba conocer la situación en la que estaban metidos a detalle, y aunque el mismo boletín confirmaba los pasivos por noventa y siete mil millones de pesos, Armando lo negaría todo hasta el último minuto; pero quizás podría intentar recabar más datos chantajeando a la persona que sin duda alguna los tenía a todos prácticamente doblegados, escondida detrás del cargo de asistente: Beatriz Pinzón Solano.

***

"Beatriz, por nada del mundo se puede confundir este balance real con los otros, prométamelo, júremelo."

Betty había estado segura. Entregar el informe maquillado a la junta directiva sería el último favor que le haría a Armando Mendoza. Sí, las carpetas estaban listas para entregarse, pero el sonido de conversación a través de la puerta del vicepresidente comercial la frenó en seco.

—¿A dónde la quiere mandar? —preguntó Armando.

—No sé, no sé, a algún lugar lejos, al África, a la Antártida, hombre, no sé, algún lugar lejano y horrible, horrible, pues para que no desentone, y lejano para que no pueda tomar un avión en cualquier segundo y volver otra vez a dañarnos el matrimonio y la boda. Lo que sea, pero tiene que ser un lugar lejos, muy, muy lejos. —replicó Mario.

Don Armando se casaría. Por supuesto que no cancelaría la boda. Y además planeaba deshacerse de ella como si fuese basura.

Fake Lovers: Un desenlace alternativo de YSBLF (Daniel x Betty)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora