⛥Capitulo Veintiocho⛥

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Las emociones negativas siempre habían sido un fuerte catalizador para emerger ante la desesperación, una salida temporal que le permitía controlar todo tipo de situación, sin embargo ahora las circunstancias en la cual estaba forzosamente atrapado, provocó que todo tipo de esperanza se esfumará, al punto de ser aplastada rotundamente junto a su intención de escapar acompañado de su eterno rival. ¿Razones? Varias, bastantes diversas y complejas, pero si tuviera que resumir el dilema, sería que un irken era elevado contra su voluntad, gracias a las enormes extremidades robóticas que simulaban a la perfección ser unas feroces patas de araña, sintiéndose raramente vulnerable al ser hábilmente controlado por una fuerza ajena, mientras que era arrinconado hasta caer en una insulsa impotencia, al no saber cómo contrarrestar tal acto. No iba a negarlo, el inherente temor de que todo su cuerpo estuviese paralizado ante una amenaza contundente y comprometedora, provocaba que el de orbes magenta cayera temporalmente al borde de un trauma: Solo, acorralado e indefenso a merced de un simple humano.. ¡Eso era inaceptable! ¡Y más tratándose de una criatura carnosa que no era Dib!. Ya tenía suficientes problemas con los que batallar, y se negaba con todas sus fuerzas a tener que lidiar también con ese duro golpe en su inquebrantable y recién recuperado orgullo.

Ante este inconsistente miedo, el alienígena observaba con un profundo resentimiento a cierto castaño quien solo se limitaba a sonreír de manera macabra, rebosante de un aura totalmente siniestra que lo envolvía en una determinación malsana, para acabar con cualquiera que se interpusiera en su camino. No obstante, debía admitir que esto le hubiera llamado poderosamente la atención en un contexto diferente, recordándole los bien elaborados planes de conquista, casi como la grandeza de un invasor ejemplar o el título tentador al ser alabado por un mismísimo Más Alto, pero esto no quitaba el hecho de que comenzaba a aborrecerlo, con cada fibra de su magnífico ser. En términos simples, se trataba de un sentimiento transverso, cruel y problemático que nunca antes pudo haber experimentado, ni siquiera llegando a esos extremos con su antiguo rival. ¿Tal vez era hora de catalogar los niveles de maldad?. Si todo se sumaba en una pequeña balanza: las peleas, discusiones, golpes y contiendas que lideró durante varios años contra el amante de lo paranormal, solo podía clasificarlo como un juego de niños que destruyeron media ciudad, por la eterna batalla del "Bien y el mal..." o "Por salvar o conquistar la Tierra..." y por ende a la humanidad.. Solo si olvidamos momentáneamente el suceso del exterminio absoluto. Igualmente con Louie... Era diferente.

En esos precisos momentos sentía la terrible necesidad de querer exteminarlo, tal vez no por las razones correctas, o quizás era un alocado frenesí de ira reprimida que ansiaba suministrar fervientemente al de gabardina azul, buscando otorgarle un doloroso y minucioso castigo por hacerle creer en cada una de sus sucias mentiras. ¿Lo peor?. Sin duda era ese patrón tan insignificante al aprovecharse de una desconocida inocencia por dar una tonta oportunidad al confiar en la humanidad, estaba cansado de considerarse una "Víctima" de crueles engaños, por los cuales prácticamente toda su vida fue blanco. Acababa de confirmar que jamás nadie lo entendería, ni mucho menos reconocería el prometedor potencial que escondía debajo su estoica grandeza, ya no le quedaba nadie, solo su amigo vortiano.

El tiempo seguía transcurriendo con cierta rapidez, la autocompasión debía esperar, no era excusa, aunque le doliera hasta el último centímetro de su squeedly spooch, decidió ceder ante la idea de cooperar con quien destruyo todo lo que amaba, no existía otra alternativa, la situación ya era lo suficientemente mala, y las opciones eran limitadas. Necesitaba recuperar el control de su pak, para salir, en lo posible, con vida junto con su némesis, después de todo lo necesitaba para aclarar sus dudas, en efecto luego se cobraría toda esa detestable humillación al que lo expusieron, por ahora solo se dejo guiar, intentando formular un tonto plan, a la vez que escuchaba ese detestable monólogo externo correspondiente de un odio eterno.

Redención [ZaDr]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora