Viernes | 20:25

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24.04.20

[Viernes | 20:25]

Natalia había llegado ya a casa de Alba para pasar el fin de semana con ella y con su familia. A Alba le apetecía que Natalia conociese más a su hermana, así que pasaron media tarde jugando con Marina al Mario Kart en el cuarto de la más pequeña.

—Nat, eres un paquete —la picó Alba—.

—¿OTRA VEZ ÚLTIMA? Alba, cámbiame el mando, este está mal.

—Que no está mal, es que eres mala y te distraes hablando

—Que nooo. Marina, a que llevo razón.

—Solo por contradecir a mi hermana te voy a dar la razón —la apoyó Marina—.

—Toma, te cambio el mando para que veas.

—Vais a comer polvo, veréis —amenazó Natalia concentrándose en su personaje en la pantalla—.

—3... 2... 1... ¡Vamos!

—Oye, Marina, ¿tienes novio? —volvió Natalia a desconcentrarse del juego para hablar—.

—¡Ves! Ya empiezas a distraerte —Alba rio—.

—¡No te estaba hablando a ti! —le sacó la lengua apartando la mirada de la pantalla—. Dime, Marina.

—Tengo rollete —respondió concentrada en la carrera—.

—Están más casados que nosotras, Nat.

—Sí, bueno. Si ni siquiera lo hemos hecho.

—¿Todavía el pajarito no emprende el vuelo? —se interesó Alba, que hacía tiempo que no le preguntaba por aquel tema a su hermana—.

—¿Tiene disfunción? —abrió los ojos sorprendida por la noticia—. Qué putada.

—Echa a volar pero no aguanta mucho en el aire... ¡TOMA YA. PRIMERA! —gritó al ganar de nuevo la partida—.

—JODEEEER. ¿Cómo puedo acabar en el puesto número 8 si solo somos tres? —se volvió a quejar Natalia—.

—TE LO HE DICHO. TE DISTRAES —la picó Alba riendo—.

—Calla, que estaba hablando con tu hermana.

—Borde.

—¿Entonces tiene problemillas ahí abajo? —se dirigió a Marina—.

—Pues sí.

—¿Y no ha ido a un médico? Imagino que pasarte eso a esta edad... Tiene que bajarte un poco la moral. Hay mucha presión con todo esto del sexo.

—Te lo dice una que sabe de lo que habla —la apoyó Alba que sabía wue Natalia también había sentido presión en ese ámbito—.

—Le gustaría ir a un médico, pero para eso tiene que hablar con sus padres y, obviamente, le da vergüenza. Mientras solo mira cosas por internet que le sean de ayuda.

—Mmmm... Es jodido.

—¿Y si hablamos con mamá? —sugirió Alba—.

—¿Con mamá de qué? —se extrañó Marina—.

—Tía pues explicarle lo que pasa. Igual se le ocurre una solución. Ella siempre dice que le podemos contar lo que queramos por raro que sea. Y ya sabes que para el sexo es abierta.

—Yaaaa... Si el otro día me dio la charlita...

—¿Y por qué no aprovechaste para contárselo?

—Me daba cosa...

—Pues la próxima aprovechas y se lo cuentas. Tiene soluciones para todo.

—Pero quita esa cara de pena —la animó Natalia—. A ti te gusta el chico, ¿no? Te lo pasas bien con él, ¿verdad?

SKAM AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora