¿No te pasó algo como que de pronto te vuelves un cantante famoso, ganas incontables premios, tienes muchos amigos y luego caes en lo más profundo de la soledad donde ya nadie te soporta y lo único que quieres es volver a tu pueblo con tus gallinas...
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Y así fue como en unas horas, después de pensarlo, quise tener el cabello naranja. Los chistes sobre zanahorias no se irían en meses y no lo sabía. También obtuve una suscripción anual al gimnasio con el que trabajaba Hook Records, Kevin de entrenador y a Jade como persona que me escribía todos los días para saber qué ropa usar. Eso último se lo pedí yo porque no sabía combinar colores. Ella era muy paciente conmigo.
Fueron cinco largos meses de trabajo en mí. ¡Pero funcionó! Volví a comer menos hamburguesas y más comida casera, salía a correr por las mañanas (con Kevin), y sí, Chase seguía haciéndole acercamientos repentinos a mi cara con su teléfono, eso no iba a cambiar. En realidad, no fue un cambio malo, pero la forma de hablar de Andrew no me gustaba y si seguía, tomaría cartas sobre el asunto. Lo arreglaría de la mejor manera: diciéndole a Rob.
Un nuevo día en Hook Records se presentó aquella tarde donde Chase, bastante sulfúrico, entró siguiendo a mi representante.
—Rob, adóptame —Chase entró junto al antes mencionado a mi/su oficina.
—No, gracias. No te soportaría ni un solo día —soltó una risa y se sentó ignorando a mi amigo.
—¿Y ahora qué pasó? —pregunté mirándolos y Chase bufó.
—¡Le acaban de regalar la segunda parte de Trick y no me la quiere prestar! —se quejó mi amigo, yo abrí los ojos y quise hablar, pero Rob no me dejó.
—¡Tampoco te lo voy a prestar a ti! ¿A quién se lo regalaron? ¡A mí! —repuso Rob señalándose—, así que primero voy a jugarlo y luego pensaré en prestárselos.
Y fue un punto final, pero yo abrí un nuevo párrafo convirtiéndolo en un punto aparte, aproveché en probar algo que Chase me dijo que podía hacer mucho tiempo antes.
—Hola, amigos. ¿Cómo están? ¿Sabían que ya va a salir la segunda parte del juego Trick y yo no lo tengo? Eso me hace una persona infeliz. —Negué con la cabeza mientras le hablaba a mi teléfono y Rob se rio mirándome sorprendido. Le añadí una carita triste y solo esperé.
Una hora después, la empresa me escribió (y ni siquiera los había etiquetado, lo cual me pareció genial) diciendo que me enviarían a mí y a Chase una copia del juego.
—Amigo, gracias por ser famoso —Chase me abrazó y luego le dio un beso a su computadora donde el juego estaba descargándose.
—¿Y yo me estaba perdiendo de estas bondades? —pregunté dándole al botón de «jugar», qué maravilla.
Y una maravilla más grande fue la noticia que Rob me dio al tiempo en que iba entrando a su/mi oficina. Chase y yo estábamos revisando las imágenes de los conjuntos de ropa que Jade me había enviado para usar durante la semana.
—Tienes dos buenas noticias, Nick. Escúchame bien, la primera también es una noticia buena para mí... —Rob se sentó frente a mí y soltó un buen suspiro—. Yo sé que es difícil, Nick. Y de verdad, no soy yo, eres tú. Te vas a largar de mi oficina.
