Capítulo 23: Procesando

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Todo estaba borroso: su visión, sus recuerdos, sus sentidos, su comprensión sobre la situación.

Si Mikaela era completamente honesta consigo misma, no se había dado cuenta de que Tsukishima y Yamaguchi estaban todavía a una distancia donde alcanzaran a escuchar cuando había dejado escapar que su madre la había golpeado. Había sido decentemente consciente de su entorno cuando mencionó que su padre había muerto, y una parte de ella estaba de acuerdo en que los otros dos chicos lo supieran, porque sabía que ambos se preocuparían a su manera y no irían a decírselo a la gente. Ella estaba de acuerdo con eso.

No sabía cómo se sentía acerca de que ellos supieran la parte del abuso.

Claro, Tsukishima y Yamaguchi estaban entre algunas de las personas en las que más confiaba (no es que tuviera una lista muy larga) pero este era un tema pesado del que prefería no hablar. Y sólo había ocurrido dos veces. Fue sólo porque las emociones estaban altas. Ella estaría bien la próxima vez, ¿verdad?

Kageyama no la había dejado ir ni una vez desde que llegó. Ya sea que la haya tomado de la mano, o la haya abrazado, o sólo haya presionado su hombro contra el de ella, él estaba allí. Significaba más para Mikaela de lo que las palabras podrían explicar: era un refugio seguro, alguien que la hacía sentir segura sin importar lo que pasara.

Ella vagamente notó que Tsukishima se escabullía de la habitación. Ahora, se aferraba a Yamaguchi como un salvavidas. Kageyama estaba sosteniendo su mano. Se sentía segura.

Segura.

¿Era posible estar a salvo con su madre en un mundo sin su padre?

Una nueva ola de lágrimas se hizo presente en sus ojos y Mikaela los apretó, sin querer dejar caer más. Casi no podía creerlo. Su padre, su pilar de apoyo, su escape de su madre, su gracia salvadora, se había ido. Así de simple.

Kageyama pareció darse cuenta de que estaba angustiada porque le apretó la mano ligeramente. No tenía la energía para apretarla de nuevo.

Mikaela ni siquiera escuchó la puerta abrirse de nuevo, pero el sonido de los pasos fue suficiente para hacerla moverse, levantando la cabeza del hombro de Yamaguchi. Ella distinguió las figuras de Tsukishima y su hermano mayor, y una mujer joven que era más baja que los dos chicos pero tenía una estructura facial y un color de pelo similares. Se comportó de tal manera que Mikaela pudo ver que imponía respeto, pero no de la misma manera que su madre. La postura de esta mujer sugería una versión más suave del mando.

"Hola", dijo suavemente, poniéndose en cuclillas junto al sofá. Mikaela se encogió ligeramente, y Yamaguchi aflojó su agarre, soltándola y dejando que sus brazos cayeran a sus lados. Kageyama se puso inmediatamente a su lado, presionando su hombro contra el de ella. "Tú debes ser Mikaela. Soy Tsukishima Ayano, la madre de Kei y Akiteru."

Mikaela asintió lentamente, tratando de regular su respiración.

"¿Puedo echarle un vistazo a tu frente?"

Su aliento se quedó en su garganta. Kageyama todavía estaba agarrando su mano. "Claro", se las arregló, quitándose el desordenado flequillo de los ojos con la mano libre.

La madre de Tsukishima frunció los labios y se inclinó hacia delante, extendiendo una mano hacia ella. "¿Estás bien si la toco?", preguntó, y Mikaela asintió con la cabeza. Su fría mano rozó la cicatriz sangrienta, casi poniéndole la piel de gallina a Mikaela. "Dudo que necesites puntos", murmuró, inclinándose hacia atrás. "Lo limpiaré un poco y luego le pondremos una venda. ¿Te parece bien, Mikaela?"

"Sí, gracias, Tsukishima-san," murmuró Mikaela, casi mordiéndose el labio.

Ella sonrió a su vez. "Puedes llamarme Ayano, si lo prefieres." Cogió el botiquín de primeros auxilios y empezó a buscar en él lo que necesitaba. La habitación estaba misteriosamente silenciosa, el único sonido era el latido del corazón de Mikaela mientras tamborileaba fuertemente en su caja torácica.

How to fly with clipped wings (Versión Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora