| Página doce |

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La noche se volvió larga para ambos. Ella pensando en la forma de prolongar el poco tiempo que quizá le quedaba por ser descubierta; y él, haciendo un nuevo análisis de la información que leyó.

(Nombre) daba vueltas y vueltas sobre el colchón, perdida en sus pensamientos y preocupaciones generadas gracias a lo que dijo Mina y la posible recaída de su padre en éstos últimos días. Debía preocuparse por su padre, pero no podía hacer nada estando en la academia y menos si su madre no le contaba lo que ocurría. Para ella lo mejor ahora era ocuparse en resolver aquel problema que le provocó su descuido. Y aprovechando esa noche de insomnio, junto con los recuerdos de lo que escribió, se dio a la tarea de idear un plan A y un B... quizá un C y un D, debía estar preparada por si el primero salía mal o no obtenía el resultado que esperaba, después de todo Bakugō no era para nada tonto.

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"Hacer un boceto de las modificaciones de mi traje. Ver a Hatsune-san para después"

"Llamar a mamá"

"Debo utilizar otra libreta para notas"

"Hoy no tengo tanto que escribir, no ha sido un buen día ni en clase ni en los dormitorios. Lo único que pudo consolarme el día de hoy fue ver tu sonrisa al ganarle a Monoma-kun en uno de nuestros entrenamientos compartidos. Puede parecer tonto, pero en momentos como este tu sonrisa, arrogante o no, me hace sonreír y sentir un poco mejor..."

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Un nuevo día. Si tenía suerte de hablar con las chicas antes de irse a clases todo estaría bien. Sin embargo, debería cuidarse de no encontrar a Bakugō cara a cara o estaría perdida completamente. Se escabulló por los pasillos y elevadores hasta llegar a la habitación de Ashido, con quien planeaba hablar primeramente, corriendo con la suerte de encontrarle. Sin previo aviso entró a la habitación asustando a la pelirosa que apenas se encontraba cepillando su cabello.

—¿Qué sucede (Nombre)? —preguntó extrañada la dueña de la habitación. Era más temprano de lo normal y recibir a su amiga sin una invitación significaba que algo pasaba con ella.

—Debo hablar contigo y después tú lo harás con Kirishima...— dijo con prisa, sin vacilar y decidida a llevar a cabo su penúltimo plan, porque estaba segura que no obtendría resultados duraderos con los primeros.

...

Más atento que otros días. Llegó a buena hora esa mañana al salón de clases para darse cuenta que ninguna de las chicas se encontraba en el aula. Algo ya demasiado sospechoso para el rubio ceniza que simplemente se dirigió a su asiento, pensativo, esperando a ver el siguiente movimiento de la chica. Sin embargo, su espera se prolongó a casi inicios de la clase, pues en ese momento todas sus compañeras ingresaron en una fila. Siendo Jiro la que inició su recorrido por el aula y en cruzar miradas con él, así como la primera en desviarla y llegar a su asiento; Uraraka, que permanecía con una sonrisa alegre saludando a todos sus compañeros; Momo que también se atrevió a mirarle y se mostró tímida e insegura, ocultando su boca con una de sus manos y pasando a su lado con cierta torpeza. Tsuyu, tan neutra como siempre saludando a todos; Mina contagiando sus energías a todo el que le hablara; (Nombre) con altos signos de no haber dormido muy bien, agradecía ese gran bostezo que le obligó a cerrar los ojos y no verlo mientras se acercaba a su asiento y Hagakure... que podría decirse estaba un poco más apagada de lo normal, tal vez cansada como la penúltima chica al entrar.

Diario perdido  •Katsuki Bakugō•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora