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La llegada a Luna Nova tardó mas de lo que parecería; llegando ya muy noche sabiendo que el fin de semana terminó y que se había perdido un día de clase. Que mejor para todas las brujitas, sin mas incidentes, pero con un día de trabajó atrasado.
Diana Cavendish quién esperaba poder usar la biblioteca, se encontró con sus puertas cerradas; demaciado extraño ya que normalmente estraria abierta para poder tener algun libró específico a la mano. La directora tampoco ayudaba ya que tuvo que ir a un consejo; aún siendo Diana Cavendish tuvo que esperar a la mañana siguiente.

-Al ver el impedimento Diana se dirigía hacía su habitación mientras se decía así misma- Una pena que la directora Holbrook tuviera que salir, pero supongo que es justificado los exámenes llegarán pronto y se debe informar de que tratarán está vez las pruebas. Sorprende el que ni dejara las llaves, aunque también podría pensar en que fue a acompañar a la maestra Chariot a visitar a la maestra Croix. Molestar a los intendentes o a las demás maestras a estas horas de la noche no está bién; la "biblioteca personal de la directora", ¿Porqué no tengo conocimiento de éso?.
Tal vez en alguno de mis libros encuentre algo parecido, aunque aún me sigo preguntando ¿Qué clase de hechizo era ese?.

Preguntas inquietantes que rondaban la confundida e intranquila mente de Diana. Buscando y rebuscado entré sus libros, nada tenía sentido; una magia de ese estilo si bien no era imposible, era muy complicada de hacer y en la mayoria de los casos oculto para entes comunes. De las ansias de buscar una respuesta que satisfaciera la preocupación de la rubia platinada; esta última calló rendida en su propio escritorio; debido esfuerzo de mantenerse despierta con el cansancio.
El peso de su propio cuerpo hizo ceder al cansancio que tenía, el pesar de los ojos los hizo cerrar, las palabras de Diana se cortaron al momento que dio una exhalación producto del cansancio. De repente todo se volvió oscuro y frío; costaba acostumbrar la vista a esa inmensa oscuridad. Lentamente la vista se acostumbro a ese gran vacío que en realidad no lo era; pequeñas luces color naranja y blanco titilaban muy a lo lejos, pero eran lo suficientemente estables como para ver. Sea donde fuera que Diana se encontraba era un echo que podia caminar, una sensación como si pisará tierra se daba en las botas que llevaba juntó al uniforme.
Diana caminó y caminó, solo para toparse son la entrada de un pueblo que tenía como decoración un pequeño farolillo que en su interior ardia una vela apuntó de apagarse. La atención de Diana fue a dar a un extraño pero aceptable lugar; de todos los edificios que tenían luz había un único lugar que se encontraba abierto, en todo un lugar desierto. Al cruzar la entrada del pueblo unos metros hacia la derecha se encontraba un pequeño café; la curiosidad de Diana hizo que dirigiera a la entrada. Una rústica puerta que se encontraba bruscamente tallada y con una manija corroida por el desgaste era la entrada a ése edificio. Del otro lado de la puerta se encontraba un lugar acomodado y caliente; suelo de duela, una iluminación por medio de candelabros, las paredes pintadas con un color arena, bancas forradas con cuero rojo reforzados con marquillos verdes y en el centro del lugar habia una barra de bebida. En esa barra aparte de una curiosa caldera de bronce, también se encontraba alguien muy familiar quien se cruzó con los ojos azules de Diana, ante los ojos de la brujita Cavendish se encontraba Lotte. Ella vestia un curioso uniforme azul marino que hacia juego con un delantal blanco y con una diadema adornada con un encaje. Lotte miró a Diana y dijo.

-Buenas noches, ¿Que va a tomar?- Respondió de manera muy tranquila y sonriente.

-Sorprendida de la escena Diana no pudo evitar preguntar- ¿Lotte?, ¿Porqué llevas éso puesto?, ¿Que es este lugar?.

Las últimas almas (Diakko)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora