Pensamiento

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"Mi mente está repleta de ti, me pregunto si tú al menos pensarás en mí por las noches. Quizás podamos reunirnos en sueños."

Los pensamientos descansaban sobre su mesita de noche junto a otra flores. Se los había vuelto a entregar Yaoyorozu bajo otra carta anónima, y la chica no había dudado en comentar la bonita expresión en su rostro cuando se las dio —y también cuando puso en evidencia su sonrojo—. Como la chica buena que era, le deseó mucho éxito, y se marchó con la misma delicadeza flotante con la que caminaba.

Seguía creyendo que Midoriya era el misterioso remitente. No hablaban seguido, aunque ninguno de los dos dudaba en saludarse por los pasillos; y él le había pedido ayuda sobre una nueva técnica en la que estaba trabajando. Lo quería como se quiere a un kohai, pero no podía ocultar que esas flores hacían que su corazón latiera desbocado. Quizás era que su corazón se le había adelantado a su cerebro y comprendía algo que ella aún no podía cavilar.

A pesar de que Midoriya no dejaba de parecerle sospechoso, no podía sacarse de la cabeza sus pensamientos sobre el adjetivo que le había otorgado a Tamaki hacía unos días. Siempre le había parecido agradable y carismático de una forma poco ortodoxa. Sin embargo, jamás se había detenido a pensar realmente en sus sentimientos por él, transmutados en algo más que simple admiración. Aunque no creía que se tratara de él, porque su curiosidad le parecía tan genuina como la de Hoshimine y Nejire cada vez que aparecía una flor sobre su escritorio.

Aunque la personalidad introvertida de Tamaki encajaría muy bien con el perfil que se había hecho en la cabeza sobre su admirador secreto, le costaba realmente aceptarlo. Admitía que había proclamado que todos los chicos eran sospechosos, pero no podía creer que alguien tan apacible, amable y genial como él se fijara en ella, que se esforzaba y luchaba contra el mundo para alcanzar sus metas hasta el punto de sentirse, en ocasiones, patética. Era simplemente imposible, o quería convencerse de eso.

Luego, estaba el muy evidente distractor que representaba Yaoyorozu. Ninguno de sus compañeros de clase había tenido la oportunidad de profundizar su relación con ella; además, de los chicos, solo la había visto llevándose verdaderamente bien con Todoroki. Sin embargo, ella no había hablado con Todoroki algo más que treinta palabras, y el misterioso remitente aseveraba que se conocían, porque sería muy incómodo descubrir que alguien albergaba por ella sentimientos tan profundos sin conocerla —al más puro estilo de un acosador—.

Volvió a mirar los pensamientos, delineados por la luz plateada que se colaba por un resquicio entre sus cortinas. Sonrió. No tenía la certidumbre de quién era, o quizás no quería creer que se tratara de alguno de sus conocidos, a la par que quería que fuera uno de ellos. Sin embargo, sus intenciones de abarrotarle la mente de él se habían cumplido.

Quizás, tal y como él había intentado vaticinarlo, se encontrarían en la mayor corriente de pensamientos: los sueños.

Continuará~

¡Muchas gracias por leer!

N/A: ¿Se imaginan que sea Todoroki? Creo que eso sería un mayor plot twist a que sea Mineta xD

En mi mente, quiero imaginar que su escritorio está lleno de flores alineadas una junto a otra por orden de tamaño.

¡Tres capítulos más y llegamos al final! Muchas gracias por acompañarme hasta aquí ^^

¡Tengan un excelente día y cuídense mucho!

¡Plus Ultra! >.<

Flores para días hermosos || BnHA x ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora