Capítulo 21: El accidente

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POV POCHÉ

Todo mi cuerpo se paralizó al instante, mi cerebro me ordenaba que me bajase del coche, pero mis piernas simplemente no respondían. Vi al guardia de la empresa abandonar la puerta del edificio y correr, mientras personas que pasaban por el lugar empezaban a aglomerarse.

-Llamen a una ambulancia! -gritó alguien. 

-Que nadie la mueva -añadió alguien más y yo... yo seguía completamente inmóvil.

-¿Poché estas bien? -de repente alguien tocó la ventana del auto logrando así que al fin mi cuerpo reaccionara, era Alejo.

Abrí la puerta y me bajé rápidamente, ignorando a mi amigo que se encontraba tan desconcertado como yo, camine hacia la parte delantera de mi coche abriéndome paso entre las personas para encontrarme con una escena que me destrozó la vida por completo.

La chica que yacía en el piso casi inconsciente era Daniela, mi Daniela.  

Apenas la reconocí todo dentro de mí se rompió, corrí tan rápido como pude y aunque varias personas intentaron detenerme para que no me acercase a ella, no lograron evitar que tumbara mi cuerpo de rodillas a su lado.

Sin darme cuenta, lagrimas caían por mis mejillas de manera inmensurable, sin saber bien que hacer o decir, tomé fuertemente su mano y entrelacé mis dedos con los suyos, mientras mi otra mano acariciaba su frente y mejilla. 

-Ho...la -apenas y logró formular la palabra, con su voz totalmente quebrada y a punto de apagarse.  

-Shhhh no hables, la ambulancia llegará pronto, vas a estar bien. -le dije temblando, mientras lloraba desconsolada al ver que lagrimas también rodaban por sus mejillas.

-No...no ... me o..dies.-dijo llena de tristeza, lo podía notar en sus ojos y eso solo acabó de romper mi corazón. 

-Dani yo no te odio, yo nunca podría odiarte porque yo ... -no pude ni si quiera terminar la oración cuando vi que sus ojos se cerraron.

-No, no, no ! Dani quédate conmigo, por favor... por favor... por favor no te vayas.-supliqué, pero ella ya no me escuchaba. 

Con mis manos aún temblorosas tomé cuidadosamente su cabeza y la recosté en mis piernas, llevando mis labios hasta uno de sus oídos.

-Yo no podría odiarte nunca, porque estoy enamorada de ti, Daniela Calle. -susurré y enseguida el sonido de la sirena de la ambulancia se hizo presente en el lugar. 

Los paramédicos se acercaron con todos sus implementos de emergencia, me pidieron que me hiciera a un lado y empezaron a examinar sus signos vitales. 

Por primera vez en todo el lapso de tiempo que había estado junto a Daniela en el suelo, noté la sangre en sus ropa y la mía,  las heridas que tenía en su cuerpo, o al menos aquellas que se veían. Su cabeza sangraba desde la parte de atrás y tenía una pequeña apretura en la frente. Su pie también parecía lastimado al igual que uno de sus brazos.

-Tiene pulso! -exclamó uno de los paramédicos, llamando la atención de las personas que se encontraban en el lugar. 

-Tenemos que llevarla al hospital, ya! -replicó y junto a su equipo pusieron a Daniela en una camilla y la subieron a la ambulancia.

-¿Saben si viene con alguien? -preguntó uno de ellos.

-Yo iré con ella! -reaccione al instante.

CON LAS GANAS | CACHÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora