«Detrás de ti, sé que estoy seguro.»
Su mejor amigo era quien le brindaba sensación de seguridad por su gran altura, por su porte a la defensiva cuando alguien se acerca de más. MinHo siempre lo dejaba protegerse en su gran altura.
Advertencias: mu...
Su corazón palpitaba con fuerza dentro de su pecho, sus manitos temblaban ligeramente.
Sentía los nervios recorrer su cuerpo. Estaba asustado. Hoy comenzaría una nueva etapa en su vida y no sabía si sería buena o mala.
Era su primer día de preparatoria. Diablos, qué nervioso se encontraba.
Recorrió el camino a su nuevo salón de clases, camino que les mostraron en su curso de inducción. Cuando estuvo dentro de este notó que ya se encontraban unos cuantos estudiantes dentro del aula.
Recorrió con su mirada un buen lugar donde poder sentarse, decidiendo un lugar centrado en la columna pegado a la ventana.
Suspiro. Buscando con que entretenerse en lo que restaba para comenzar las clases, conecto sus audífonos a su celular. En la música encontró aquella calma que le hacía falta, sus nervios descendieron hasta ser casi nulos.
Cuando la primera clase comenzó, no hicieron mucho, solo las típicas presentaciones frente a los profesores. De hecho fue así como surgió la mayor parte de su primera semana en su nueva institución.
Hasta que, claro, llego el momento de hacer parejas para un proyecto en su clase de historia. Él odiaba hacer equipos, casi nadie quería juntarse con él.
Sin embargo allí estaba él, mirándolo fijamente mientras sostenía una sonrisa.
—Parece que seremos tú y yo, no hay más disponibles— fue lo primero que le dijo.
Jamás lo olvidaría, porque fue así como comenzó su amistad verdadera.
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
—¡MinHo hyung! —gritó para después formar un puchero— no sea malo, era mío
Lee había tomado su último dulce, sin permiso provocando que el más pequeño se enojara y Lee se riera a carcajadas por lo lindo y tierno que se veía su amigo.
Aún tenían que terminar aquel proyecto, pero ciertamente no llevaban casi nada. A ambos les aburría tener que buscar la historia de Buyeo y cómo se había formado.
Y se suponía que ambos estaban en la casa del mayor para hacer ese trabajo, pero solo se suponía, ya que estaba rodeados de dulces y chucheria mientras en la pantalla se reproducía una película, a la que ninguno le estaba prestando atención.
Desde que Han había llegado a la casa de Lee no hicieron más que concordar que ninguno quería hacer el trabajo, para después ponerse a hablar sobre sus gustos solo para conocerse.
—Entonces, ¿ya me perdonas? —pregunto Lee, después de terminar de reírse, tratando se hacer que su menor lo perdonara por haberle robado su preciado dulce
—No, era el último y son de mis favoritos —se cruzó de brazos evitando la mirada de Lee
—¿Qué puedo hacer para recibir tu perdón? —bromeo, pero Han se lo tomo muy enserio
