• Poe

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No es hasta que una figura conocida aparece en la habitación que los bordes que la acucian se empiezan a sentir estrechamente insoportables.

Se mantiene inmóvil acatando las ordenes que las pinceladas le dieron a su cuerpo, a sus rasgos y a sus gestos en aquel pasado de antaño. Su predeterminada configuración no ha cambiado en años y así, paralizada y estampada en el lienzo, ha perdurado durante siglos, viendo a muchos ir y venir, detallarla o ignorarla, expresando confusión o creyendo ilusamente que la entienden. Nada la ha hecho moverse entre los cuatro bordes de madera que la rodean y en efecto sabía que esa era la intención de su creador.

Es en el instante en que ve a ese lejano pero soñado hombre que la movilidad se hace presente. No recuerda cuánto tiempo ha tenido en su mente su imagen pero sin más lo reconoce, lo detalla desde su estante, lo ve recorrer el museo y observar silenciosamente las otras pinturas, mucho más hermosas, trabajadas, reconocidas y aclamadas. Poco a poco cobra vida y corre hacia la barrera de tela que los separa, anhela como nunca antes ser vista.

Distraídamente el muchacho comienza a alejarse hacia la siguiente habitación cuando concluye que no hay nada más allí que llame su atención. Aitor comienza a avanzar hasta que ciertos ruidos detienen su paso. Los gritos ahogados de quién añora una mirada de vuelta retumban en medio de la solitaria sala haciendo que el extrañado espectador se torne alerta en busca del origen de dichos alaridos. Soleil lo observa desde su lienzo, lo llama una y otra vez golpeando con sus puños desde el interior del marco. Finalmente la mirada de Aitor se posa en su dirección pero incluso cuando ella intenta llamarlo este sigue sin notarla. Fue esa la razón por la que inicialmente él ni siquiera se acercó a su estante, porque sólo podía ver un lienzo en blanco que antes confundió con la simple y corriente pared. Sin embargo podía escucharla, aveces en forma de llanto suplicante, otras de grito desesperado, otras de susurro ligero, pero definitivamente la escuchaba. Ya decidido Aitor se acerca hacia donde ella yace colgada y la observa expectante y extrañado.

Soleil continúa golpeando su cuadro para ser vista pero la expresión de él nunca se esclarece. Él no la ve y ella lo sabe. El cuadro vibra, tiembla y grita, pero él no ve nada allí. Cuando Soleil se convence de esto cesa su desesperante llamado y se resigna dentro del lienzo. Podía ser una noche estrellada, podía ser una última cena, podía ser los mismísimos nenúfares que él seguiría sin verla. Aun así la pelirroja no lograba darse por vencida, era silenciosa y sumisa pero era todo menos conformista, la perfección y determinación de las pinceladas que la habían creado no permitían tal característica. Así que vuelve a mirarlo decidida a que este la mire también.

La chica radiante, cálida y ambarina, se alejó unos cuantos pasos del marco en cuyo lado contrarío yacía él y después de soltar un suspiro comenzó a correr. Aitor vio cómo nuevamente el lienzo comenzó a temblar amenazando con caer en cualquier momento al suelo por lo que retrocedió unos cuantos pasos. Finalmente Soleil sintió las barreras de tela chocando contra su cuerpo pero esto no la detuvo esta vez y velozmente salió disparada fuera del marco.

Unas torrentes de oleo salieron disparadas del lienzo. Todos los colores, las tonalidades y las mezclas posibles yacían vertidas en un enorme charco sobre el suelo. Un poco de azul, de verde y de púrpura quedaron salpicados cerca de él. La pintura, proveniente del cuadro ahora sí en blanco, había quedado rociada en el piso rodeando intencionalmente al muchacho pero sin llegar a tocarlo.

Solo un rastro de pintura carmesí había llegado a él y ahora se hallaba estampada sobre sus labios. Aitor rozó levemente la zona percatándose del pigmento rojo que allí se hallaba y que había dejado la calidez de un mismísimo beso humano.

No fue la personificación de un retrato ovalado pero supo entonces que incluso aquel lienzo blanco y simple podía tener absoluta semejanza con la vida misma.

Microcosmos; ftsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora