Capítulo 9

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Betty salió del restaurante con la prisa de llegar a casa tan pronto como fuera posible, sintiéndose exhausta, de pronto.

Sin embargo, lo último que esperaba en ese momento, habiéndose resignado a ello, era ser interceptada por el mismísimo Armando Mendoza.

—¿Qué tal estuvo la comida? ¿Le gustó? —preguntó él, sin poder ser más sarcástico, sorprendiendo a Betty.

—Por Dios, don Armando, ¿usted qué hace aquí?

—Sabe, me sorprende que Daniel Valencia esté allá adentro. Estaba muy amable con usted.

—Pues sí, estaba muy amable conmigo, pero yo no tengo por qué darle explicaciones a usted, ¡desaparézcase de aquí, doctor! —tratar de ahuyentarlo fue lo primero que se le ocurrió.

Betty trató de evadirlo, seguir avanzando, pero él la detuvo.

—¿A usted qué le está pasando? ¿Ah? —preguntó él. —¿Cómo le acepta una comida a ese tipo?

De pronto la pregunta, el tono de voz de don Armando, el reproche, le resultaba abrumador, y tenerlo enfrente, agobiante.

—Y no me venga con que era una cena de negocios. —continuó él.

—Eso a usted no le importa.

—¿Ah, no? Pues si usted no me da una respuesta, lo tendrá que hacer él, inmediatamente salga, Beatriz.

—¡Por favor, don Armando! —exclamó ella, sin poder creer la cantidad de cinismo que estaba escuchando de su parte. —Aléjese de mí. —le dijo, porque era lo que necesitaba, aunque no lo quisiera del todo.

—¿Quiere saber por qué estoy aquí, Beatriz? Porque ese tipo anda detrás de usted. Porque él sabe perfectamente que usted tiene la empresa en sus manos, que lo tiene en sus manos y va a hacer hasta lo imposible por ponerla de su lado. —empezó a murmurar. —Yo conozco muy bien esas estrategias, Beatriz. Muy bien. La elegancia, la distinción, las invitaciones a restaurantes elegantes. La está seduciendo. Vea Beatriz, usted no se ha dado cuenta de una cosa. Antes de que fuera presidente de Ecomoda, de que llegara... transformada, tan linda, él jamás la hubiera invitado a salir. —afirmó Armando.

Betty sabía perfectamente cuál era el punto al que don Armando iba, pero no estaba segura si debía dejar que el rastro de suposiciones fueran en esa dirección. No sabía si el doctor Valencia, cínicamente lo aceptaría de esa forma ante Armando Mendoza, o trataría de parecer genuinamente interesado en ella...

Pero...

Es decir, esto claramente significaba que el plan tendría que seguir en marcha, ¿no?

—¿Usted me quiere decir que él va a intentar seducirme para conservar su empresa, para tenerme a su disposición? —le preguntó ella.

—Pero claro, Beatriz. —respondió él, como si fuera lo más obvio en el mundo.

—Qué manera tan original de hacerlo. Es la primera vez que un ejecutivo elegante y propietario de una empresa como Ecomoda trata de seducirme para conservar su empresa. Gracias por la advertencia, doctor, si usted no me lo hubiera dicho, seguro que hubiera caído con él, como yo soy tan fácil con esa clase de ejecutivos... —le dijo, entreteniéndose con la ironía.

—No, yo no estoy diciendo que usted caiga fácil, Beatriz. —dijo, tratando de evitar la mal interpretación de sus palabras.

—No lo está diciendo usted, lo digo yo, por la experiencia que ambos conocemos. —declaró Betty.

—Ok, ok, hagamos de cuenta que es la misma historia. Lo que no me explico es cómo le puede aceptar una invitación a una persona que fue capaz de agredirla de esa manera. ¿O es que no se acuerda? Porque yo sí me acuerdo, estuve ahí para defenderla. —reprochó él.

Fake Lovers: Un desenlace alternativo de YSBLF (Daniel x Betty)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora