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-Gracias por acompañarme hasta acá- expresa José.
  Brandom sonríe, y le alborota un poco el cabello a José, sus dedos se deslizan por la suave mota de cabellos azabache, José suelta una risita. Ambos estaban frente a la casa de José, acostumbraron a ir en bicicleta al parque, y de ese mismo modo se regresaron. Era liberador para José, incluso esa actividad le proporcionaba paz. De algún modo disfrutaba estar al lado de Bran, le otorgaba un mundo más tranquilo, más romántico, más rosa como su cabello.
- Pues no es nada, tu tía me encomendó que te cuidara- dice.
- Mmm... No lo dudo¿Quieres entrar y refrescarte un poco?- le ofrece José, la ida en bici fue agotadora, y tanto Brandom como José estaban llenos de sudor en la frente y demás partes del cuerpo.
Brandom asiente aceptando la propuesta.

La casa estaba determinante mente sola, no había ni un solo ruido cuando entraron a estancia. Seguidamente José ofrece agua a su compañero, Bran espera en la sala.

- Gracias- dice en cuanto coge el vaso con agua.
José se sienta frente a el, en un pequeño mueble, y se queda observando a Bran como disfruta del líquido que le proporciona el vaso. Estaba allí esparramado, con la camisa empapada, el cabello adherido a la cien, y las gotitas de sudor le hacían brillar la piel.

Encantador...

Brandom se percata de la situación, esa mirada fija y fugaz, que va de quién no quiere la cosa, pero a la vez quiere todo. Una mirada discreta para quien no conoce a un pervertido José, pero Brandom era conciente desde hace mucho tiempo que José estaba impregnado de deseo sexual, eso fue lo que le atrajo. Ese juego sexual que los envolvía.
- Hace calor- dice el cabello rosa.
-Si- José se limita en contestar.
- ¿Tienes sed?-
José asiente sonriendo, sabe que Brandom está jugando.
Acto seguido, Brandom se quita la camiseta, coge un cubo de hielo del vaso transparente, y lo pases por todo su abdomen mientras observa a José con una mirada llena de lujuria. José se limita a saborearse los labios, y los lame. Bran le hace una seña con la mano, indicando que se acercara.
José fue hacia su encuentro, se plantó frente a el con el pulso acelerado esperando instrucciones.
-Inclinate-
José obedeció.
- Bebé de aquí-
Bran le da un sorbo de agua, algunas gotas le chorrean a José por el cuello, Bran, las lame. Cómo si necesitase de eso para vivir, José siente su lengua anhelante, José suspira, y gime arqueando su cabeza. Cuando Brandon acaba, ya José tenía una fuerte erección en su miembro.
-Muy receptivo ¿Me deseas?- pregunta el chico de cabello rosa.
José asiente ente jadeos, y Brandom le besa los labios con fuerza y rápidamente. Luego coloca un cubo de hielo por su abdomen, lo pasea, este deja una entila de agua por su piel tersa.
-Lame- ordena Bran.
José sonríe, y me obedece por segunda vez. Lo hace con pasión acumulada, suave, lame cada parte, cada cuadro y centimetro de piel ocupada por ese espacio
Bran se sigue paseando el cubo, está vez va por su pecho, por en medio, dónde una capa de cabello se asoma.

José pasa sus labios por allí, lo besa, absorve el agua salada con deseo, sigue la señal de agua, hasta los pezones endurecidos y húmedos de Bran. Este gime, un sonido ronco, la embestida de José es apremiante. Bran le aparta un poco, ahora se desabrocha la bermuda y libera su miembro.
-¿Quieres un poco?-
José no responde, solo observa esa obra maestra frente a sus ojos, un miembro erecto, algo curvo, centellante, palpitando a su tacto. José lo arropa con su boca, Bran se estremece completamente y José lo siente, siente como se hincha y deshincha su miembro. Siente cada palpitar de aquel exquisito pene, José siente que puede llegar más allá, está en un climax indescifrable y Bran le acompaña. José lo absorve completamente y luego lo libera. Observa a Bran, ambos sin quitarse la mirada uno del otro.

Mira lo que te hago hacer...

Fue un pensamiento fugaz el que se dijo a la mente José, mientras sintió como todo su rostro fue cubierto por gotitas de semen, una larga cola de embestidas sufrió Bran. Disfrutando cada segundo. José vuelve a introducir el miembro de Bran a su boca, está vez siente todo el semen que chorreaba allí. Justo en ese punto, Bran lo soltó y le cogió de nuevo el rostro. Observó lo hermoso que podía ser un chiquillo con pinceladas translúcidas y blanquecinas en el rostro de papel de José, tenía los labios rojos suaves y húmedos, la boca salada y deliciosa, Bran le seguió besando hasta calmar su acelerada respiración.

I want sex/ Quiero sexo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora