Cap 4

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_Siempre me he preguntado por qué los hombres son tan estúpidos, tanto que se quedan encantados con la primer mujer sexy que se les pone adelante- se burló en voz alta, Lauren.

_No creo que estés en posición de burlarte de mi- se separó de la morena para acercar su rostro a Lauren- porque yo no soy quien está atado a una silla.

_Yo no soy al que van a traicionar, ni a dejar por alguien más- su corazón latió con emoción cuando sintió el frío cañón del arma en su sien.

_Me temo que ya te pasó, y- le sonrío- al menos yo no soy quien morirá esta noche.

_¿Puedo hacerlo yo?- preguntó la morena llamando la atención del hombre quien se incorporó bajando el brazo dejando el arma a un costado.

_No, seguro tampoco sabes disparar un arma.

_Te sorprenderías de lo que soy capaz de hacer- Francisco la ignoró levantando el arma apuntando directamente a la frente de la ojiverde y Camila se movió bruscamente hacia el hombre- ¡Espera!

Había quedado a un metro de ambos cuando un ruido sordo se oyó llamando la atención de los tres. Camila deseo morir internamente cuando ambas miradas se posaron sobre ella, más específicamente, en sus pies. Entre ellos, descansando en el suelo, se encontraba la diadema de lises. Lauren y Francisco se sorprendieron al darse cuenta de que dicho objeto había caído del interior del vestido de Camila.

_¿Ups?- fue lo único que dijo la menor antes de que Francisco le apuntara con el arma- yo creo que tal vez podríamos hablar. ¿No crees?- le sonrió con gracia por un segundo para luego ponerse completamente seria- bien, la hora de hablar acabó.

Camila, rompiendo su vestido, pateó el arma provocando que saliera volando. Acto seguido, golpeó en la cara a Francisco con su puño, él retrocedió para ponerse en guardia.

_Eres una maldita- escupió el hombre para, luego, intentar golpearle la cara pero Camila lo esquivó.

_Y tú eres una tortuga- le dijo finalmente con su acento natural.

_Voy a matarte.

_Si me dieran un centavo por cada vez que me dijesen eso, Francisco, tendría muchos centavos- cansado de oírla, arrojó un puño a su cara consiguiéndolo esta vez.

Tras el contacto, una chispa de furia se pudo ver en los ojos de la latina. Fue dispuesto a golpearla nuevamente pero ella lo esquivó tomando su puño, el cual utilizó como impulso para colocar una patada en su estómago logrando quitarle el aire.

_Ayúdame- habló Lauren.

_No, tú puedes sola- le respondió ganándose una mirada de odio- no estaré siempre y...- fue callada por un puño directo a su estómago.

_Eso debió doler- se burló la ojiverde, comenzó a mordisquear un poco las cuerdas que ataban sus manos- te daré con qué pegarle- se paró con la silla aún unida a ella y dió un salto dejándose caer sobre esta con todo su peso logrando romperla- ahora, dale con la silla. Siempre quise decir eso.

_Podrías ayudarme ahora- sugirió Camila quien intercambiaba golpes con el hombre sin prestarle real atención a Francisco.

_Nah, tú puedes sola- se rió- el karma es una perra, Camila, igual que tú.

_Con que ese es tu verdadero nombre.

_Bien hecho, Lauren- la regañó mientras empujaba a Francisco- le dijiste mi nombre al mafioso.

Perfect two - CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora