FOREIGN RELATIONS [TRADUCCIÓN]

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Había una tortuga en la bañera. Había una tortuga en la bañera arrastrándose entre sus muslos y mirándolo con sus pequeños y brillantes ojos maldita sea -

Brasil gritó. Más tarde negaría haber hecho algo por el estilo, pero en ese momento su grito fue definitivamente fuerte y poco viril, y cuando trató de salir del agua se resbaló y golpeó la parte posterior de su cabeza contra el costado y la puta madre AUCH

"¡Tienes un problema de plagas!" Le dijo a Argentina unos minutos más tarde, con la cara roja y el agua goteando por todo el azulejo mientras irrumpía en la sala de estar sosteniendo con sus brazos extendidos una tortuga bastante confundida.

Martín levantó la vista. Sus ojos se abrieron. Y luego dijo "Oh Bolonia, ahí estás" con leve sorpresa y fue a tomar con cautela la meneante criatura de las manos de Brasil. Brasil, que ahora lo miraba en estado de shock.

"No la asustaste, ¿verdad?" Exigió Argentina, colocando la tortuga cerca de su pecho y caminando hacia la cocina. "Dios, será mejor que ella no haya contraído nada de vos; te haré completamente responsable -"

"¿Bolonia?" él demandó. "Has nombrado una tortuga, espera ¿desde cuándo tienes alguna mascota?"

"Desde que las estoy cuidando durante el fin de semana, boludo" respondió Martín rotundamente y se inclinó para dejar la tortuga en el piso de la cocina. "Y para tu información, no son mías."

Habían seis tortugas más a sus pies, y cuencos de lechuga además. Luciano se preguntó cuándo la situación había pasado de surrealista a francamente bizarra.

"Sin embargo, son lindas, ¿verdad?" agregó la otra nación, sonriendo de una manera tan abiertamente honesta que Luciano comenzó a temer severamente por su cordura. Especialmente después de que se inclinó sobre sus ancas para sacar suavemente una de las tortugas del tazón de lechuga de la otra. "Lucía, ¿qué te dijo mamá sobre molestar a Totò?" Y ellas lo escucharon. Dios, tal vez él era el que necesitaba terapia. Estaba empezando a imaginar cosas. Tortugas de mar ¿Qué sigue?

Brasil sacudió la cabeza y fue a buscar la nevera. Bueno, al menos podría robar un par de cervezas para compensarlo. Sin embargo, cuando fue a abrir la puerta, notó que había una pequeña nota adhesiva allí. Y como Martín no era del tipo que coleccionaba imanes tontos u hojas de papel en todo su refrigerador, se destacó como un pulgar adolorido. Se inclinó más para mirar mejor.

Mino

Necesito que cuides a los niños durante el fin de semana. Ese bastardo de España no irá a ningún lado a menos que sepa que están siendo bien atendidas. Sabes lo que les gusta, sus horas de acostarse, etc. Sabes dónde estamos si hay algún problema.

Cuida bien de tus hermanos y hermanas, ¿está bien mijo? ¡Diviértete! :D <3 \o/

Maldita sea, Antonio, deja de escribir en mis jodidas notas, eres un hijo de...

Y fue allí donde terminó la breve nota, garabateada apresuradamente con el nombre de Lovino impreso en la parte inferior, junto con un número de teléfono.

Brasil la miró fijamente. Luego miró a Argentina, que estaba siendo amigable con las tortugas marinas de todas las cosas y Dios, podía sentir que su dolor de cabeza aumentaba.

Honestamente, y él pensó que su familia tenía problemas.