A veces el amor baña el corazón de desdicha.
Suele ser arrollador, llenándote de vitalidad pero no por eso menos letal.
Y eso lo sabía perfectamente Lady Freya Allard, hermana del Duque de Beaumont, Lord Alexandre Allard.
Una liberal Francesa de car...
Ni siquiera recordaba la última vez que fue el foco de atención de una manera tan destructiva, y no lo decía de forma física si no por lo que ocasionaba a nivel emocional.
Lo que aquello le hacía recordar.
Esa persona en particular.
Todo ese mundo lo asociaba con el rechazo, con la traición velada a su alma. Que pese, a las jornadas transcurridas a veces lo dejaba en las noches de soledad sin poder respirar.
Pero el refugio cesó, y tenía que volver a la realidad.
Resultando algo que ya no podía postergar.
Pues eso lo haría un cobarde que no se merecía lo que le correspondía, dejando en nada todo el esfuerzo que resultó llegar a donde se encontraba.
¿Y ahora qué?
Debía cruzar las puertas, hacer oídos sordos, mezclarse con los demás y fingir que es genuina su calma, e intentar buscar una alegría así fuese superficial.
Al menos tenía a su familia.
¿Qué es lo peor que le podría pasar?
¿Enamorarse de nuevo?
Eso jamás.
Se prometió que nadie lo volvería a pisotear.
Esta vez tenía el control, así que nada podía fallar.
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