Capitulo 16

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Mikhail deseo volver a casa tan intensamente que le molestaba incluso que le hablen

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Mikhail deseo volver a casa tan intensamente que le molestaba incluso que le hablen. Había comprado unas acciones en el ferrocarril y de vez en cuando iba a ver como iba todo. Tenía parte de los almacenes que Oksana Kuznetsov no había podido comprar, aunque le había ganado de antemano al comprarlo. Ella era dueña de la mitad y el de la otra mitad, le había hecho varias ofertas para comprarlo pero su marido los había alquilado a largo plazo. Las visitas que tenía que hacer las redujo a minutos, cuando entró a la reunión con los del ferrocarril vio a su cuñado sentado esperando. Él era el mayor proveedor de carbón y debía soportar su presencia. Escucho y firmó lo que le daban, cuando acabó se levantó, saludó en general y se fue. 

— Gurevich. — Él se volteo a ver a Ethan que lo había llamado. 

— Dile a Victoria que mi madre desea verla.  

— Señora Gurevich para ti. — Le dijo inexpresivo. — Si no recuerdo mal renegaste de que sea tu hermana. Desde ahora en adelante es Señora Gurevich para ti. 

 Salió del lugar enojado. Paso por el joyero y miro las joyas que había encargado. El collar de diamantes era perfecto. Lo levantó mirándolo mejor bajo la luz. Eran tres filas perfectamente separadas, en el centro de la última fila un zafiro azul como sus ojos. Cuando salió del lugar en vez de quedarse en el hotel decidió volver a casa. 

Al llegar estaba todo oscuro, ya era tarde. Miro la ventana de la fachada y estaban oscuras. Cuando la puerta se abrió Ilya lo miraba sorprendido. 

— Buenas noches señor. Creí que llegaría mañana en la mañana. 

— Decidí venir hoy. ¿Como ha estado todo en casa?

— Bien señor. ¿Desea cenar?

— No tengo hambre. Retírate. 

— Buenas noches. 

 Dijo Ilya tomando su saco y viéndolo subir las escaleras. 

Tenía hambre, se dijo Mikhail. Pero no de comida.  Al entrar a su habitación la encontró vacía, abrió las puertas del costado y la vio acostada en en centro de la cama. Tenía un suave camisón blanco lleno de volados, enrollado en sus piernas arriba de las rodillas. Una pierna doblaba y los brazos abiertos. Su pecho subía y bajaba lentamente, el camisón cerrado hasta el cuello era desfavorecedor, pero su cuerpo se podía notar a través de él. Su cintura pequeña y sus pechos que caían a sus costados debido a la gravedad. Se dio vuelta y abrazó la almohada subiendo la pierna casi a su pecho. Levantó las cejas encantado con su elasticidad. Si levantaba su camisón podría ver sus generosas nalgas desnudas. Se sentó en la cama y acarició con las yemas de los dedos su pierna derecha, siguiendo la curvatura que hacía. Subió lentamente el camisón. Beso sus muslos y tuvo el intenso deseo de morderlos suavemente. Ella se movió ligeramente y él aprovechó para voltearla. Sus ojos océano estaba cerrados y sus labios entreabiertos como invitándolo a besarla. Saco botón por botón de su ojal hasta dejarla desnuda a la luz de la luna. Esa visión lo enardeció aún más. Se desnudó sin dejar de mirarla y gateó hasta ella. Introdujo suavemente la lengua en sus labios, recorrió con la lengua su labios superior y comenzó a besarla bajando lentamente. Supo cuando despertó porque sintió su respiración cambiar y su vientre tensarse hasta que lo vio. 

Entre Orquídeas y Secretos ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora