Un chico extraño

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Investigador. Era un trabajo duro, donde pagaban cuando solamente era completado el trabajo; un trabajo que podía llevarte a pelear contra narcotraficantes normales, quienes siempre usaban armas y el chantaje para el control, o contra personas modificadas para ser esos super humanos que habían aparecido en el mundo recientemente, quedando a la vista del mundo normal. Aunque muchos se escondían dentro de Manhattan, más bien en el alcantarillado de la ciudad, otros quedaban en la superficie, usando los poderes o modificaciones genéticas que tenían para hacer daño a las personas normales, queriendo el control de la ciudad y obteniendo dinero por ello. Muchos se convertían en seguidores de personas con más influencia dentro del bajo mundo, como lo era Kingpin, el actual Rey del Crimen dentro de Nueva York y que había mantenido a la ciudad, o más bien el bajo mundo, en su control.

Kingpin casi era más un título para designar al Rey del Crimen, que un verdadero nombre. Aquel que fuera el rey actual, usaría Kingpin como su alias para infundir miedo y mantener a todos bajo su mando y control, sin que nadie escapara a sus influencias. Como Kingpin, el Rey del Crimen podría conseguir cualquier cosa que quisiera, sin temor a que alguien pudiera realmente detenerlo por más que lo intentaran. Era imposible rastrearlo y obtener su identidad y muchos héroes habían acabado fuera de juego, siendo muertos por los superhombres del Rey del Crimen, o simplemente se rindieron cuando no encontraron nada sobre Kingpin.

Luego estaban los investigadores privados, como lo era ella, Jessica Jones, una superhumana dedicada a encontrar maridos infieles, personas desaparecidas o criminales buscados. Y ahora Kingpin era uno de los que estaba buscando, junto a Hammerhead o miembros de la Maggia por petición de un hombre que le había depositado cerca de medio millón de dólares en su cuenta bancaria.

Algo realmente extraño, pero por un pago tal, no dejaría pasar el trabajo. Por eso, en contra de su costumbre, Jessica se había levantado pronto, dándose una ducha y vistiéndose con su ropa casual del trabajo, dejando a un lado la cerveza e, incluso, peinándose un poco. Su aliento no olía demasiado a alcohol, dando indicio que no había tomado nada a primera hora, cuando solía tomar la copa mañanera para poder mantener la mente ocupada, deshaciéndose de los recuerdos de su tiempo bajo el control de un villano.

Gracias a su hermana adoptiva, había tomado por un tiempo el papel de heroína, gracias a su súper fuerza y capacidad de volar, encontrándose con un muro demasiado fuerte y que la dejó claro que ella no era una heroína, por lo que tomó un trabajo como investigadora privada, una detective. Tenía cierto talento...y una forma especial de obtener respuestas.

Jessica tiró de la cremallera, sintiendo un poco de frío helado que la golpeó, cubriendo su cuello con una bufanda a la vez que el cuello de la chaqueta también le proporcionaba cierto calor e impedía que el frío de noviembre enfriara su piel.

Mierda. Es la última vez que salgo a esta hora, se dijo Jessica, observando que apenas eran las nueve de la mañana, con el sol saliendo y mandando sus rayos por el horizonte. Debido a los altos edificios, hasta casi medio día el sol no abrazaría por completo Nueva York y el calor no llegaría a todos los habitantes de la ciudad.

Jessica Jones no era una mujer madrugadora. Se dormía a altas horas de la noche, al lado de una botella vacía de alcohol que no había dejado ni el culo de la misma y se despertaba llena de malhumor, cogiendo el teléfono cuando el mismo sonaba y contestando burdamente. Su pasado aun la atormentaba y el caso de Kingpin no haría que sus preocupaciones se fueran de su mente. No, cuando un caso, el de Hope Shlottman, una estudiante y atletista que había desaparecido cuando su nuevo novio apareció en su vida, separándola de sus compañeros y familiares de un día para otro.

Había seguido las pruebas, las tarjetas de crédito de Hope y, aunque no lo quería creer, todo la había llevado a los lugares que frecuentó ella misma cuando estuvo bajo el influjo de Killgrave...un hombre que ella quería borrar de su mente. Pero no podía. Estaba presente y estaba vivo.

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