Capítulo 8

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Con sus piernas y haciendo mil y un malabares, Nakyum logró quitar la toalla que impedía que sintiera por completo la dureza de Seungho. Aún entre la ropa sentía el calor que emanaba, haciendo hervir cada fibra de su propio cuerpo.

Era como si en ningún momento Seungho se sintiera expuesto, al contrario, se concentraba solamente en arrebatar prenda por prenda esas molestas capas que envolvían el cuerpo de Nakyum y le impedían disfrutar por completo. Conforme el alto quitaba las prendas que le impedían tocar al otro con libertad, se vieron obligados a separar sus labios por unos segundos que no dudaron en recuperar en cuanto Nakyum se vio libre de ropa en la parte superior.

Una vez superadas todas las barreras, se dejaron caer sobre la cama, Seungho sobre Nakyum, totalmente desnudos y aún comiéndose a besos.

Nakyum llegó a pensar que desnudarse frente a Seungho después de cuatro años de no estar juntos sería complicado. Pero en ese momento estar totalmente expuesto es lo último que le preocupaba considerando que habían sido esposos y era Yoon Seungho quien le estaba besando con esa lengua que se removía por cada rincón dentro de su boca y causaba punzadas placenteras en su entrepierna. Por otro lado, eran sus manos las que le estaban acariciando como si fuera la cosa más perfecta que jamás hubiera tenido enfrente. Y eso le encantaba. Perder cada pensamiento racional en los brazos del hombre al que nunca pudo olvidar, verlo ser descontrolado y apasionado mientras lo tocaba por todas partes, definitivamente lo estaba llevando al paraíso.

Cuando por fin dejaron de besarse, los dos sentían como si sus labios palpitaran, hinchados, rojos y húmedos. Aún con las ansias de seguir besándose, pero con el intenso deseo de probar alguna otra porción de piel que estuviera al alcance. Seungho comenzó a bajar, besando todo a su paso. Su lengua jugueteaba con la piel de Nakyum, haciendo círculos o mordiendo juguetonamente hasta que llegó a los pezones, que comenzó a chupar sin miramientos, logrando que se retorciera en la cama, jadeando con fuerza.

Seungho continuó su camino hasta perderse un poco en el ombligo y seguir bajando y bajando hasta que por fin llego al miembro duro y húmedo (Lo cual le encantó). La punta estaba roja y brillante por todo el líquido preseminal que brotaba. Con su lengua repasó creando la humedad suficiente, logrando un estremecimiento que corrió por toda la columna vertebral del cuerpo de Nakyum, hasta perderse en la punta de sus pies, que retorció con gusto soltando un gemido bastante audible de satisfacción.

Seungho sonrió de forma inconsciente, bastante satisfecho por la forma de reaccionar del otro. Le gustaba ver cómo le hacía perder la razón con un par de caricias. Repasó la erección de Nakyum con sus labios, subiendo y bajando lentamente hasta volver a la punta, que chupó con algo de fuerza, dejando que su lengua acariciara levemente el orificio que no dejaba de emanar fluidos

Nakyum no creyó posible llegar a sentirse tan bien, pero aquella boca estaba a punto de volverlo loco si no dejaba de juguetear de esa forma con su pene.

Seungho debió sentirle al borde del clímax, por lo cual bajó de nuevo por su miembro sin detenerse, para seguir su camino hasta la pequeña y cerrada entrada de Nakyum, que palpitaba, expectante, como si su cuerpo supiera lo que seguía y esperara emocionado por el momento. Hizo círculos humedeciendo todo lo que le fuera posible. Con sus manos en los muslos de Nakyum abría sus piernas, dejándole totalmente expuesto a sus caricias. Sus dedos recorrían la piel de sus muslos, tan suave que tuvo que abandonar por unos segundos su tarea en la entrada y morder un poco la piel de sus piernas, dejando marcas bastante notables.

Seungho regresó a lo que hacía una vez que su curiosidad fue saciada, esta vez llevando un par de dedos que humedeció con su propia saliva. Las manos de Nakyum comenzaron a acariciar su cabello mientras él se hundía en su cuerpo, primero con su lengua y después uniendo un dedo, intentando con esas acciones lubricarle lo mejor posible.

Segunda oportunidad (Pintor Nocturno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora