CAPÍTULO XXI

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LA PECULIAR REUNIÓN EN CASA DE LOS MENDOZA-PINZÓN

La penúltima semana de mayo fue bastante agitada en Ecomoda. Betty y Armando se encontraron con reuniones, visitas de empresarios, invitaciones a cócteles, etc, que les dejaron poco tiempo para ocuparse de su nueva casa y, además, bastante exhaustos. Doña Carmen y su esposo se hicieron cargo de las compras de la nevera, de Galán y de los últimos detalles de la decoración de la casa, planes que, Betty estaba segura, no llevaría a cabo como pensaba, debido a las clases de natación y otros compromisos que le quitaron el poco ánimo y tiempo libre que le quedaba y, en cambio, lo único que le hizo aumentar fue el apetito.

En el estudio permanecieron los regalos de boda hasta el domingo en que por fin Betty y Armando se reunieron para abrirlos. Ambos estaban todavía en bata de dormir, recién desayunados pero con una expresión de entusiasmo como si fueran niños abriendo los regalos de navidad.

--Me encanta el color de este mantel, lástima que es redondo y no rectangular—Dijo Betty, volviendo a doblar el mantel de color verde manzana que le había regalado un invitado que no conocía. Suponía un invitado de doña Margarita —

--Aquí hay uno que le puede quedar perfecto al comedor –Dijo Armando, sacando de un paquete otro mantel pero esta vez rojo con hilo dorado en los bordes. Betty extendió la tela y le gustó la textura—

--Me gusta mucho, se nota que es fino –Dijo Betty—

--Ya tenemos la reposición de los electrodomésticos –Murmuró Armando al rato, sacando una tostadora y una cafetera que venían muy bien empacados en papel blanco—

--No teníamos una tostadora, solo el microondas –Dijo Betty, sonriendo y echándole un ojo a la tostadora—

Los regalos iban desde porta retratos de hermoso marco de plata hasta electrodomésticos. Betty quedó encantada de una mesa de plástico con sombrilla de tela que venía acompañada de dos sillas, y que pensó serviría perfecto para ponerlo en el jardín. En la tarjeta leyó el nombre de su querida Catalina Ángel con un mensaje: "Para Armando y Betty, con mucho cariño de su madrina de bodas. Espero poder ser su apoyo en este camino tan importante y les deseo que tengan muchos éxitos. Disfruten de su desayuno sentados en mi regalo" El paquete era el más grande todos y fue en definitiva el regalo que Betty le sorprendió y le gustó más.

--Te ayudo a instalarlo en el patio, mi amor. –Se ofreció Armando, entusiasmado como desde niño no lo había estado—

-- ¿Qué te parece si lo hacemos después?, ahora quiero terminar algo que dejé pendiente ayer...—Dijo Betty y se sentó en las piernas de su esposo de manera coqueta—

La intimidad de Armando y Betty se mantenía con el mismo ardor y ternura que al inicio. Ni el cansancio, ni los regresos tardes a casa, ni los problemas cotidianos de la empresa pudieron aminorar el deseo incansable de estar juntos. Por el contrario, hacerlo significaba la inyección de energía que necesitaban para comenzar el día o la medicina para ir a dormir y conciliar un sueño tranquilo (de acuerdo al momento en que lo hacían).

Betty se despertaba hambrienta en todos los sentidos. Armando se había dado cuenta que su apetito sexual había aumentado y eso a él le encantaba. Adoraba tentarla antes de dormir, cuando se desvestía frente a ella y se paseaba un rato en ropa interior, mientras ella fingía que leía algo o que miraba la televisión. Betty adoraba hacerlo en la bañera, sobre todo en la mañana, porque a veces por la noche sentía que no rendían de la misma manera o no experimentaban tanto, dependiendo de lo cansado que estuvieran.

Esa mañana del domingo en el estudio, en medio de papeles de envoltura rotos y cajas abiertas, Betty se sentó sobre las piernas de su esposo, lo tomó por los cabellos de su nuca y lo invitó a que acariciase sus senos. Armando gustoso introdujo sus manos debajo de la camisa del pijama que llevaba Betty y le acarició con una sola mano sus redondos y excitados pezones, mientras se besaban dulcemente en los labios.

YSBLF_ El Matrimonio (Parte II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora