Epílogo

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Mikhail entró a la habitación despacio y cerró la puerta mirando alrededor

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Mikhail entró a la habitación despacio y cerró la puerta mirando alrededor. Su esposa estaba sentada en la esquina más alejada, con unas plantas y flores preparando su perfume. La profusión de olores y colores lo hizo sonreír. Ella lucía un rojo vestido que llamaba la atención, cuando su mano dejo una tijera su zafiro brillo suavemente. 

  Se acercó y la abrazo. 

— ¿Qué estás haciendo aquí? — Preguntó con una sonrisa. 

 Levantó la cabeza para recibir sus besos ansiosos.

— Vine por un poco de paz. — Le Murmuró al oído. 

— Te tocaba a ti cuidar a los chicos. 

— Los deje con la niñera. Necesito descansar después de toda una tarde enseñándoles a montar. — Gimió él abrazándola mientras escondía el rostro en su cuello perfumado. 

— Es tu culpa por meterle esas ideas en la cabeza. — Le dijo negando suavemente.

 Mikhail pasó las manos por su vientre plano maravillado por su delgadez. Después de tres embarazos, dos de ellos mellizos ella seguía con la misma figura de cuando la había conocido y que tanto le gustaba. 

— Los mellizos deben dormir la siesta. — Murmuró dejando la tijera ya que era imposible trabajar con sus manos ansiosas pasando por su cuerpo. 

— La niñera llevará a los mellizos Gabriel y Daniel a dormir, Ilya esta con Valentín y el se ocupara de llevarlo con los mellizos para dormir la siesta. 

— ¿Alex y Anastasia? — Preguntó ella con sorna. 

— Están en la casa de Lara todavía. 

— Estás sudado, debes bañarte. 

— Vine a eso. 

 Ella sonrió cuando él comenzó a desabrocharle el vestido con sus hábiles dedos. 

— Podemos aprovechar y bañarnos juntos. — Le susurro excitado. 

 El enterró las manos en su cabello y la hizo levantar la cabeza. La besó largamente con pasión. 

— Puede venir alguien Mikha. — Susurró excitada por sus caricias. 

— Está prohibido y lo sabes. — Le recordó el. — Solo tu y yo podemos entrar aquí. 

— ¿Por que sera? — Dijo ella con indiferencia. 

— Porque aquí eres mía y de nadie mas — Contesto él quitándole las mangas del vestido. 

 Acunó sus pechos y bajó la cabeza para besarlos, sintió las delgadas manos de su esposa enterrarse en su pelo, guiándolo como le gustaba.

 Él levantó la cabeza con una sonrisa. La levantó de la silla y se la llevó a la cama.  

Entre Orquídeas y Secretos ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora