El cazador

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Ajustó la chaqueta, colocándose la capucha de la misma para cubrir su rostro con la tela, dejando algunos mechones rubios a la vista. Ojos azules observaron el reflejo en el espejo: un chico cerca del metro ochenta, sin grasa ni siquiera por su rostro, un rostro afilado y que había perdido el color pálido anterior por uno ligeramente bronceado, por poco que el sol se hubiera mostrado en invierno, con los rayos saliendo de entre las oscuras nubes de los días invernales. Vestía con unos jeans desgarrados, una chaqueta algo grande cubriendo todo su torso. Sus manos quedaban cubiertas por unos guantes sin dedos que Jones le había dado y una camiseta estaba bajo la chaqueta, corta, oscura como la noche. Si alguien lo viera, sin duda pensaría en un vagabundo algo mejor vestido que los demás.

Uzumaki Naruto se observó bien, examinando su cuerpo, comprobando la movilidad de sus brazos y las piernas, comprobando la flexibilidad de la tela con los movimientos, algo bruscos, de las piernas y poder correr perfectamente. El traje de Hydra realmente era mejor, de goma o kevlar, no lo sabía perfectamente, pero podía correr y hacer cosas con mayor comodidad que con esa ropa de civil. Pero tampoco podía exigir demasiado. Había dejado a un lado ahora a Hydra y no contaba con dinero para un traje de ese material. No se preocupaba demasiado por eso. Las balas no le harían nada y la regeneración superior, así como un metabolismo avanzado, le hacían inmune a heridas demasiado permanentes. De momento, ninguna bala le había hecho una herida permanente o le había causado un dolor más allá de una molestia enorme y una quemazón. Naruto daba gracias a Whitehall por su regeneración superior.

Tiró de los guantes, observando sus dedos y abandonó por completo el cuarto de baño. Jessica hacía al menos cinco minutos que había abandonado el lugar, siguiendo a Malcolm hacia Killgrave, mientras Trish tomaba la furgoneta que el amigo del inspector Simpson les había proporcionado. Estaba sorprendido con lo fácil que un policía en Nueva York se dejaba llevar por el lado criminal del mundo.

No confiaba en él.

Desde que lo vio en la casa de Trish Walker, había sentido una picazón en sus nervios. Su olfato había captado olores que notaba en los laboratorios de Hydra, con las drogas elaboradas para el Proyecto Arma X, pero difuminados, como si llevara un tiempo sin estar en contacto con las sustancias. Pero solo hacía falta que le recordara al Proyecto Arma X, y su confianza en el hombre no llegaría jamás. Podría ser un miembro de Hydra que lo buscara. ¿Pero como llegó a Trish Walker? Tal vez era un miembro externo, como lo eran muchos mercenarios leales al régimen de Hydra.

De todos modos, no tenía el tiempo para pensar en Hydra y sus posibles activos a lo largo y ancho del mundo. Los que le preocupaban ahora, eran los que estaban en Nueva York, bajo el mando de Madame Hydra. Debía deshacerse de la mujer antes de que fuera tras él para capturarlo por ordenes de Whitehall. ¿O Wyndham habría mantenido la boca cerrada tras su fracaso? Eso realmente le vendría de perlas mientras estaba lidiando con Killgrave y después con Kingpin, un benefactor para Hydra.

Me duele la cabeza.

Masajeó un poco el cuello, saliendo de la casa/despacho de Jones, cerrando la puerta del mismo con un tirón. Naruto encontraba el lugar acogedor, aunque no fuera una mansión a lo Bruce Wayne o Tony Stark, pero al menos tenía comida caliente y no estaba presionado como un animal a obedecer.

Solo ayúdanos si quieres. No es tu problema, Naruto.

Naruto suspiró, recordando que se estaba metiendo en problemas que realmente no eran suyos, pero se veía en deuda con la mujer por haberlo acobijado bajo su casa, dándole de comer y cuidándolo cuando él no era un familiar o amigo suyo. Estaba de más en aquella casa, y Jones nunca se quejó de su desempeño como ayudante. Varias veces dejó caer carpetas y archivos y Jessica nunca lo regañó. Era demasiado buena con él.

Arma XOnde histórias criam vida. Descubra agora