Juliana Valdés, una cirujana cardiovascular, no cree en el amor. Opina que, junto a la fidelidad, es solo una fachada para tener sexo. Por eso, no busca relaciones serias y se acuesta con cualquier chica que le guste. Esto es así hasta que conoce a...
El corazón, uno de los órganos más vitales del cuerpo. Si solo supieras lo que este pequeño pero maravilloso órgano es capaz de hacer, puede que te sorprenda. Mide solo ¾ de un puño y aún así contiene suficiente fuerza para bombear de 4.7 a 5.7 litros de sangre a través del cuerpo por minuto.
Latiendo aproximadamente 72 veces mientras lo hace. Si el promedio de vida de un humano es de 81 años, entonces su corazón puede haber latido más de 3 trillones de veces.
Además, funciona independientemente o mejor dicho, el músculo cardiaco es estimulado mediante conducción eléctrica, sin control voluntario mental, es decir, es completamente involuntario y trabaja por sí mismo.
Lo extraño es que este pequeño órgano también se ha visto involucrado en esta historia de amor...
Juliana por fin había salido de cirugía después de varias horas, cuando una de las asistentes de la operación le habló.
-Uhm... disculpe, doctora Valdés...La reunión del departamento está programada para esta tarde.
-Oh, de acuerdo, gracias.- Se limitó a responder y salió de la sala.
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-¡Ella es tan genial!- Dijo una de las enfermeras suspirando y sonrojándose mientras observaba a Juliana hablar con los familiares de un paciente. - Estoy tan celosa de los tipos que logran ayudarla en la sala de operaciones, espero poder tener una cita con ella algún día.-
-¿Uhm?- Respondió Sarah, su compañera desviando la mirada hacia donde la tenía la chica que hablaba. - ¿Qué? ¿Te refieres a la Doctora Valdés?-
-¡Sip!-
-Pero ella es una mujer... ¿Eres lesbiana o algo así?
-¡¿Y qué si lo soy?! ¡Eso no es gran cosa en estos días! -Anna continuó hablando sin desviar la mirada de la cirujana- ¡Ah! Realmente he oído que el destello de determinación que tienen sus ojos mientras está operando es de ensueño... Solo ve, esa mirada penetrante, si alguna vez me ve directamente, creo que probablemente me derretiría...-
-Creo que es mejor no involucrarse con ella- Respondió Sarah seriamente.
-¿Eh? ¿Por qué dices eso?
-Bueno... gracias a lo que he oído, la Doctora Valdés es no la típica mujer común y corriente, muchas enfermeras e incluso doctoras se han involucrado con ella, pero nunca sale con ellas seriamente. A mi parecer ella es una jugadora.
-Ooh... no bromees- respondió Anna sonrojada por lo que su amiga acababa de decirle.
-Quiero decir, es lesbiana, así que probablemente no le van las relaciones serias de todos modos. Realmente no tiene miedo de romper corazones por aquí y por allá, ya sabes... será mejor que no te conviertas en uno de sus juguetes. Si cruzas la línea solo terminarás perjudicada y lastimándote innecesariamente... Por otra parte, aunque se acueste con cualquiera, seguramente tiene algún estándar- Terminó de hablar Sarah alejándose para continuar con sus actividades.
-Hmmm...No es que yo sea tan fea o algo así- Dijo Anna para sí misma con un puchero en la cara.
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Era el mediodía cuando Juliana se encontraba sola en la cafetería del hospital, cerca de una ventana y solo con una manzana la cual no había tocado aún. La doctora se percató de la mujer que se acercaba a su mesa.
-No le importaría si tomo este asiento, ¿verdad Doctora?- preguntó Lili.
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