Capítulo 42: Cobardes.

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Charlotte dio un respingo hacia atrás. Había escuchado muy claramente sus palabras, pero tan solo un segundo después, las dudas la asaltaron.

—¿Qué? —Salió de su garganta como un murmullo.

Estaban cerca, muy cerca. Max tenía una mano sobre la suya y parecía atravesarla con la mirada, como si buscase algo dentro de su mente, o su alma, no estaba segura. Se sentía paralizada, su cuerpo no respondía y hasta le pareció difícil respirar.

Pero se obligó a hacerlo, necesitó de una gran bocanada de aire para recuperar todo el que había perdido y desvió los ojos hacia otro lado, rompiendo de esa forma el contacto que más la desestabilizaba.

Max por su lado, reaccionó cuando perdió su mirada. Decir que lamentaba lo que había dicho sería mentira y él siempre trataba de mantenerse honesto. Pero eso no quitaba que no deseara golpearse la cabeza contra un muro.

La había asustado.

Y aunque intentase disimularlo mientras se levantaba de la cama, quitando la mano de debajo de la suya, él pudo ver con claridad lo nerviosa que estaba, todavía aturdida por sus palabras y la forma en la que, por un par de segundos, habían penetrado en el alma del otro.

Ella no estaba acostumbrada a conectar con nadie, ni siquiera se molestaba en dar una oportunidad para que los demás la conocieran mejor y apreciaran esa parte de ella que a él le había cautivado.

—Quiero hacerlo, pero no lo haré. No necesitas huir, no tengas miedo —respondió recuperando su capacidad de razonar.

Por primera vez en su vida ella estaba actuando de forma ilógica. Pretendiendo no oírlo, caminó hasta la ventana y se paró allí, mirando hacia afuera, en silencio, con los brazos cruzados.

Al contrario de lo que parecía, sí había escuchado lo último y muy bien.

Y muy mal por Maximillian, si pretendía hacer que con eso se sintiera mejor, estaba equivocado.

¿Qué quería pero no lo haría? ¿Por qué no? Eso la desconcertaba y le causaba enfado, como una revolución en su interior que no podía controlar, y ella era una fanática del control. En especial cuando se trataba de sus emociones.

Y ser consciente de que estaba enojada, por lo que él le había dicho, solo lo empeoraba más.

—Charlotte. —La llamó Max desde la cama.

Con los brazos cruzados a la altura del pecho, Char se giró con lentitud. Estrechó los ojos hacia él y apretó los labios en una fina línea.

—¿Por qué no?

Las cejas de Max se levantaron, confundido.

—¿Qué? —Fue su turno de decir.

—¿Porqué no lo harías? Si quieres hacerlo, ¿por qué no lo haces y punto?

Ella supo por su expresión, que lo había dejado anonadado. Sonrió con sorna, apretando los dientes sin poder apaciguar la irritación que tenía y dio un paso adelante.

¿Es que se había quedado sin palabras? Tenía que ser un milagro.

¡Maldito cobarde!

Inhaló profundamente deseando poder darle un puñetazo a la pared.

O a él.

¿Y por qué a me importa tanto? Se regañó a sí misma.Quizá era ella quien necesitaba un golpe en la cabeza.

Bésame o Dispara. #Descontrol en la Realeza 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora