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POR ORDEN DEL MINISTERIO DE MAGIA
"Dolores Jane Umbridge (Suma Inquisidora) sustituye a Albus Dumbledore como director del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería"
Esta orden se ajusta al Decreto de Enseñanza n.°28. Firmado:
Cornelius Oswald Fudge ministro de Magia
Los carteles habían aparecido en el colegio durante la noche, pero eso no explicaba cómo era posible que todo el mundo, sin exceptuar a nadie en el castillo, supiera que Dumbledore había burlado a dos aurores, a la Suma Inquisidora, al ministro de Magia y a su asistente júnior, y había escapado.
Venus se encontraba con los brazos cruzados y el semblante serio. Lo que menos se esperaba esa mañana es que fuera arrastrada por Draco y Theo hacia el despacho de la nueva "directora".
—Directora y un cuerno —susurró Venus hacia Liz que río levemente—, juro que voy a sacarme los ojos como siga aquí un segundo más.
—Creo que le estoy cogiendo asco a los gatos —dijo Blaise uniéndose a la conversación.
Umbridge entró en ese momento al despacho junto con Filch. Venus frunció el ceño unos instantes, ni siquiera entendía que hacía ella ahí.
—Buenos días a todos —artículo con su voz aguda—, seguro que os preguntaréis qué hacéis aquí.
Unos cuantos asintieron y otros como Venus solo se mantuvieron en silencio.
—Bien, como ya sabréis, el ministerio ha decidido que lo mejor para Hogwarts es que yo sustituya al profesor Dumbledore. Por lo que ahora como directora he pensado en crear una comitiva.
—¿Una comitiva? —preguntó Theo confundido.
—Un grupo de alumnos que sean afines al ministerio y que estén dispuestos a trabajar para mí, claro, a cambio de una bonificación —explicó sonriente.
Venus se percató que todos los alumnos que estaban allí eran de Slytherin. No eran más de quince, pero la mayoría que estaban en la sala tenían a alguno de sus padres trabajando en el ministerio.
—La Brigada Inquisitorial —escuchó Venus decir—, quiero que vosotros forméis parte de él. Tendréis ciertos derechos que los otros no.
—¿Cómo cuáles? —inquirió Montague.
—Podrán quitarles puntos a los demás alumnos de las otras casas, si los ven cometiendo actos que no son correctos —habló tranquilamente Umbridge—. Incluso a los prefectos.
Eso hizo sonreír a Draco, que ya estaba pensando en cómo hacer para restarle puntos al tonto de Weasley.
—Bien, podéis empezar a firmar aquí los que vayáis a participar —dijo la profesora Umbridge colocando un pergamino sobre su mesa.
