Capítulo Veintiuno

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Toda la semana luego de la declaración de David fue tranquila, él había sido un total caballero dándole su espacio para que pensara en su propuesta y no presionándola con las típicas puyas frente a sus amigos, por ello todos esos días continuaron saliendo, hablando y pasando tiempo con la tímida Cindy. Kala ya estaba cayéndole bien a los amigos de David y aunque Penney era bastante cruel con ciertos comentarios, la morena ya había aprendido a sobrellevar a la rubia, puesto que se enteró que Penney seguía enamorada de David desde que eran unos niños sintió un poco de empatía.

Hoy era exactamente lunes, siete días cumplidos desde la propuesta de David en el parque y luego de pensarlo, dar vueltas en la cama, bajar y subir las escaleras de casa continuamente y hasta hacer un test en internet, Kala había decidido darle una oportunidad a David. No era tonta, aún sentía cosas por Saúl, vamos no es como si lo superaría de la noche a la mañana, pero sus pensamientos le ordenaban darse una oportunidad con un chico sumamente asombroso, caballeroso, apuesto y que sentía cosas por ella.

Le gustaba Saúl pero sabía que si las cosas no se podían pues no se podían y si las cosas no encajaban pues no debían ser forzadas, lo mejor era empezar de cero, limpiar su mente y corazón y darle una oportunidad al chico que en verdad la quería. Estaría con él y los sentimientos llegarían con el tiempo, consideraba que ya tenían un buen inicio: confianza, buena amistad y una buena química, ya la atracción física, sexual y amorosa llegaría, no todo tenía que ser forzado.

Se miró una última vez en el espejo del baño de la universidad, arregló su blusa rosa, desenredó su cabellera y estrujó un poco sus ojos, con la cabeza en alto salió del baño y caminó hasta el campus donde sabía que encontraría a David hablando con los chicos, ya la mayoría había salido de su última clase y como cada lunes se sentaban allí a esperar a los demás.

Divisó al moreno con rapidez, no era el más alto pero su anchos hombros llamaban la atención, con el sol sobre ellos Kala podía observar con mayor deleite los rasgos de David, labios finos y rosáceos, nariz perfilada, cejas gruesas y pobladas y pómulos pronunciados, su cabello marrón ya estaba un poco largo y caía sobre su frente, era muy guapo pero inconscientemente al verlo, solo podía ver sus ciertas similitudes con Saúl.

Arrugó la nariz pero sonrió cuando David levantó su mano para saludarla, los demás chicos miraron en su dirección, Kala los saludó con un movimiento de manos, nerviosa extendió la mano y le pidió a David que se acercara, quien confundido se despidió de sus amigos y caminó hasta Kala.

— ¡Hey! —saludó efusivamente cuando llegó a su lado, depositó un beso en su mejilla.

—Hey —susurró la morena nerviosa, al parecer decirle que sí a un chico no era tan fácil. Nunca lo hizo y ahora que tenía que hacerlo sentía las cosas un poco más reales.

— ¿Qué sucede? —preguntó David metiendo las manos en su abrigo, hacia bastante frío.

—Estuve pensando...

—Aja.

—Sobre tu propuesta...

—Oh —David eliminó la sonrisa de su rostro y la miró preocupado.

—Y ya tengo mi respuesta.

—No hay presiones, Kala —David sacó una mano de los bolsillos de su abrigo y la colocó sobre el hombro de la morena, Kala le brindó una sonrisa.

—Si ya sé, no me has presionado y es algo que agradezco —admitió, David la observó pacientemente, Kala abrió la boca para responder. Sonó su teléfono—. Oh, lo siento —David dejó escapar un suspiro.

Kala le pidió un momento y se alejó para responder la llamada del número desconocido, al responder una voz un poco conocida habló:

— ¿Hablo con Kala? —La susodicha conocía esa voz, pero no recordaba a quien pertenecía.

Aunque no pueda VerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora