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Encontrar a Lucius en el ministerio hablando con Fudge no fue algo que necesariamente hubiera pedido antes de entrar a su audiencia para probar que haber usado magia fuera del colegio fue necesario. ¿Qué hacia él ahí?, Harry sabía de sobra que Lucius era un mortífago, lo que no sabía aún era por qué no lo habían mandado a Azkaban todavía.

Pero cosas del pasado son cosas del pasado. La audiencia salió bien gracias a un Dumbledore que no le dirigió para nada la palabra. Regresaría a Hogwarts y volvería con sus amigos y...con Elizabeth.

Creyó que le mandaría una carta en algún momento de las vacaciones o aun que sea una nota, pero Elizabeth se olvidó por completo de él.

"No, no lo hizo" otra vez esa vocecita que lo molestaba desde que salió el año pasado. "Elizabeth no ha podido ver a nadie en mucho tiempo" si, bueno, eso debería ¿Reconfortarlo?. Como sea volverla a ver era algo que lo emocionaba aun que no estaba seguro si ella sentirá el mismo anhelo, después de todo ambos vieron al señor tenebroso volver, aunque Elizabeth haya perdido parcialmente la memoria.

La estación King Cross estaba completamente lleno de muggles. Alastor Moody y Nymphadora Tonks acompañaban a Harry al edén 3/4 para su regreso al colegio pues así había quedado el plan en caso de cualquier movimiento inesperado. El hombre cuyo ojo movible no se quedaba en un sólo lugar estaba encargado de someterse a la paranoia (producto de su trabajo) mientras que Tonks estaba de apoyo. El chico de gafas redondas traía detrás suyo la jaula de su pequeña lechuza y su baúl de pertenencias, recorría los pasillos con una nostalgia que solo era evidente para él; recordaba aquellos días en los que caminar por ahí era preocuparse por nuevas materias y no por enfrentarse a la muerte o a que le culpen de mentiroso.

-Sirius ¿Estás loco!? ¡Comprometerás la misión!- murmuro molesto el hombre a un perro negro que camino sigiloso a su lado. Por supuesto el perro no habló, en su lugar bajo del puente de cruce y se metió a un aula desocupada. Harry lo siguió inmediatamente.

Luego de perder a toda su familia Sirius Black era lo único que le quedaba por lo que su conexión con él era impenetrable. Era su padrino y lo adoraba como tal; Sirius se convirtió en la familia que nunca conoció.

-¿Que estás haciendo aquí?- por ello la preocupación de el uno al otro era más mutua y sensible que otra cosa.- Alguien podría verte- y el hecho de que su padrino sea un prófugo lo convertía en alguien más fácil de capturar por el simple hecho de mirarlo pasar.

-Tenía que venir a despedirme ¿No?- contestó de manera sonriente.

Traía cubierto un abrigo de piel pesado y oscuro, al parecer bajo él no tenía otra cosa pues al convertirse de nuevo en perro le complicaría las cosas. Sirius miró a Harry de manera paternal y extendió su brazo para invitarlo a sentar, el de mirada verde sonrió; lo cierto era que ver a su padrino antes de regresar a Hogwarts fue lo primero que hubiera pedido si hubiera tenido la oportunidad.

-Además, ¿Que es la vida sin un poco de peligro?-

-Pero..- murmuró Harry una vez sentado a su lado- no quiero que regreses a Azkaban- acepto con pesar. Ver a sirius de vuelta a Azkaban le rompería el corazón ¿Qué otra cosa faltaría? haría lo que fuera para terminar todo ese asunto y poder vivir con él de una buena vez para así experimentar lo que toda su vida le había sido negado: una familia que lo ama.

-No importa- se excusó divertidamente- tenía que traerte algo- y acto seguido saco de su bolso una fotografía.

Los ojos verdes se fijaron que en esa foto que ya tenía años de ser tomada. Las frías manos de su padrino se la entregaron como si se tratará de algo muy especial; tan especial que la conservó en las mejores condiciones que pudo. Poco después de tenerla en sus propias manos entendió por qué.

Ella, Una Slytherin |Draco Malfoy| (#2) - AUTORA ORIGINALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora