~(Capitulo 1)~

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La noche ya había quedado atrás, los pequeños rayos del sol empezaban a iluminar las ruinas de Hogwarts, la guerra aun no había acabado, el encuentro más importante era inevitable.

Harry sabia que solo uno de los dos podía salir victorioso y ahí se encontraba sin dar marcha atrás, en frente del hombre que le destruyó su vida, el que le arrebató lo más importante que poseía sin darle la oportunidad de luchar.

Aquel hombre se hacia llamar Lord Voldemort, uno de los magos más temidos de los tiempos, debido a los múltiples asesinatos, secuestros y barbaridades que cometía sin ningún tipo de remordimiento.

Ambos se miraban, ya sabiendo lo que pasaría. Solo esperando que cualquiera lanzara el primer hechizo. Los cortos segundos que pasaban se hacían eternos.

Voldemort con aquellos ojos rojos llenos de odio y deseo de matar, le daba un claro mensaje a Harry: que seria la ultima vez en Hogwarts y solo su cadáver quedaría como mensaje para todos aquellos que se atrevieran a retarlo. Quería destruir a la única persona que era un obstáculo y rival desde hace más de dieciséis años.

Harry por su parte mantenía sus pensamientos divididos, entre las personas que se encontraban dentro del castillo peleando contra los mortifagos, y el deseo de que una vez por todas pudiera terminar con el causante de sus años de miseria.
Sin exhalar el aire que aún mantenía en sus pulmones, levanto su varita al mismo tiempo que Voldemort.

De ambas varitas salieron chispas y sonidos potentes, de una un color verde intenso y muy brillante, de la otra un rojo oscuro con el mismo brillo.

No quería perder. No podía atreverse a hacerlo. Sus manos le dolían tratando de evitar que el intenso hechizo de Voldemort le llegara al pecho, intentaba sacar fuerzas de donde sea.

Pero fue inútil.

Con una desagradable sonrisa, Voldemort tomo más fuerza y sin evitarlo la varita de Harry salio volando a una distancia imposible de recuperarla.
Exhalando por fin. Harry sintió como toda su vida llegaba al final, no tenía miedo... Había logrado muchas cosas, había tenido grandes amigos, y no podía evitar sentir alivio al saber que el descanso por fin le llegaría.
Cerro los ojos e intento recordar la mejor de sus vivencias, pero los únicos recuerdos que en ese momento le llegaban eran los de su dura infancia, recordaba las burlas de Dursley, los regaños de sus tíos y aquella oscura y fría alacena.

¿Porque recordaba la alacena?

Frunciendo el ceño negó varias veces, tenia que recordar algo lindo... Recordar... Pero no podía, no con ese olor a Beicon y Huevos fritos... Volvió a negar frenéticamente. Estaba a punto de morir y pensaba en comer ¿Que le pasaba?

Entonces esos ruidos... Como detestaba esos ruidos... Esas pisadas, de seguro Dursley estaba bajando las escaleras.

"No saltes" gimió y empezó otra vez a negar, pero esta vez todo le incomodaba... Le dolía la nuca y la espalda.

¿Ya estaba muerto? Y si no ¿Porque Voldemort se demoraba en matarlo?

Entonces de un brinco abrió los ojos, no reconoció donde se encontraba, no podía ver nada, pero el lugar olía a polvo. ¿Porque estaba en una cama?
Tanteo por sus costados, tenía que encontrar su varita y sus lentes.
Tenia que matar a Voldemort, tenia que asesinarlo, tenía que librar al mundo mágico de el, tenia que...

-¡Arriba! ¡A levantarse! ¡Tienes que vigilar el beicon!

Harry se sobresalto. ¿Esa voz era la de su tía?

-¡A levantarse!-volvió a chillar la mujer y se retiró con paso firme.

No esperó mucho, encontró sus lentes y salió rápido de la alacena, tenia que confirmar lo que pasaba. Conocía esa casa, pero era imposible, no podía estar ahí.

No, no podía.
Ni aun que fuera una clase de infierno personal.

Se dirigió rápido a la sala. Un montón de regalos resaltaban, todos en los sofás, de pequeño a grande.

Harry negó y empezó a murmurar palabras incoherentes.

El hombre que se suponía era su tío, y estaba sentado cerca de una mesa, lo miro con horror.

-¡Petunia!-chillo-. ¡Pero escucha lo que este niño dice!

La mujer fruncio los labios, nunca iba a permitir desobediencia en su hogar.

Harry la miro con la misma expresión de horror que tenía su tío.

-Yo me largo-dijo muy decidido.

Ambos adultos abrieron la boca sin poder formular palabra alguna y sin que pudieran hacer algo, Harry había girado sobre sus talones y con una velocidad salio corriendo de la casa de sus tíos.

-¡Ah!!-grito su tío una vez escucho la puerta cerrarse-. ¡Se escapo, Petunia!-se levantó con dificultad por lo gordo que era y con fuertes pasos se dirigió hacia la salida-. ¡Se ha ido! ¡Llama a la policía! ¡Es un delincuente, de seguro nos ha robado!

La mujer aún no podía reaccionar. Su sobrino había escapado con un rumbo desconocido.

Segunda Oportunidad-HPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora