Capítulo 23.

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¿Qué ocurre hermanito? - Continúa provocándome. - No tienes nada que decir.

- Tú no eres mi hermano, Gerald. - Espeto con desagrado. - No eres más que un mugroso aldeano.

- No. - Grita enfurecido. - Yo soy un Lacrontte.

- No, no lo eres. Mi padre siempre me dijo que yo era su único hijo. Su único heredero.

- Claro, porque ese hombre era tan solo una escoria que utilizó a mi madre y cuando supo que estaba embarazada la desechó.

- Cuida tus palabras. - Advierto. - Estas hablando de mi padre.

- También es el mío y no sabes cuanto disfrute cuando murió. Y sabes por qué, porque sentí que pago por lo hizo, por lo que me quito.

- Cada quien estaba en el lugar al que pertenecía, Heinrich. Tú en la sucia plaza de mercado y yo rodeado de oro en el palacio con un padre que me amaba.

Ni siquiera otro disparo podría herirlo tanto como las palabras que he dicho en este momento. Sus ojos son como brazas y mi interior pide que me retracte. Él tiene razón, yo lo estimo porque es mi hermano y debido a eso siempre luché contra mi padre.

- Te duro poco la felicidad, Magnus. - Ataca con fuerza. - Al menos yo tengo una madre.

- Veo que para ti eso no es suficiente, pues vienes buscando algo que no te pertenece.

- Claro que me pertenece. Tú estas usurpando mi lugar. - Acusa furioso. - Soy el hijo mayor de Magnus V, yo debería llevar tu nombre, tu apellido, debería ser el rey y no tú.

- Podrás ser un rey, Gerald, pero jamás un Lacrontte. Eres demasiado inferior para tener nuestro linaje y papá lo supo incluso antes de que nacieras.

- Si soy tan inferior porque se metió con mi madre.

- Eso debes preguntárselo a él. No me interesan sus asuntos del pasado, solo lo que vivió una vez se caso con mi madre.

- ¿Así que no te importa todo lo que mamá sufrió?, lo humillada que fue por entregarse a un hombre que solo se aprovecho de ella, a pesar de que llevaba un hijo suyo.

- Siempre estuve de tu lado, pero ahora no me interesa estarlo, Gerald. Tengo prioridades y una de ellas no es sentir lastima por ti. - Declaro con frialdad.

- Veo que has cambiado mucho. No hay nada del niño que iba a verme al mercado. ¿Tanto te afecto la muerte de tus padres?

- Basta de conversaciones. - La voz de Francis llega a nosotros con fuerza. - Ya han tenido suficiente tiempo.

Los soldados entran enfilados a la estancia en un grupo total de 6 y se distribuyen alrededor de la sala bajo las ordenes directas de Puntresh.

- No intentes ser Magnus V. - Escupe Gerlad con odio dirigiéndose a Francis. - Nunca lo serás.

- No intento tomar el papel de nadie, pero esta claro mi sitio en el mundo siempre será mejor que el suyo, señor Heinrich.

Un par de hombres toman sus brazos y lo sostienen con violencia llevándolo afuera.
Gerald me mira con ira mientras camina, prácticamente con el fuego en su mirada, pero a pesar de su odio latente hacia mi, yo no soy capaz de odiarlo a él.

- Llévenlo a los calabozos del palacio. - Ordeno abatido. - Después de la sentencia lo trasladaremos a la prisión central.

- ¿Sentencia? - Pregunta Francis, asombrado. - ¿No ira a la horca?

- Ya he dado los lineamientos. Harán lo ordenado. - Espeto, dispuesto a no dar explicaciones.

Salgo en su compañía, mientras Gerald es llevado a uno de los autos de la milicia.
Gadea corre hacía mi, bloqueando mi atención de la escena. Me rodea en un abrazo atrevido, reposando su cabeza sobre mi pecho.

El corazón del Rey. [Rey 3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora