Capítulo Veintiséis

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Lloraba sin parar y su pequeño cuerpo temblaba. Sus manos cubrían su rostro pero no silenciaban sus gemidos, ya tenía los ojos hinchados de tanto llorar y las mejillas sonrojadas por tanto estrujarlas; a su lado, Agnes se mantenía en total silencio y conducía tranquilamente, miraba a sobrina con pena y volvía a mirar hacia la carretera sin decir ninguna palabra. Pensaba en las palabras correctos pero ninguna llegaba a su cabeza, en un momento como ese no existían palabras que te pudiesen calmar y ella lo sabía perfectamente, en su adolescencia varios chicos rompieron su corazón y cada una de esas veces su madre le llevaba chucherías y la dejaba sola en su habitación hasta que ella encontrara una solución y pudiera pararse de la cama. Ahora su sobrina tenía el corazón roto y Agnes no tenía ni una manta para cubrirla ni golosinas para hacerla sentir mejor.

—Debes calmarte, Kala —susurró poniendo una mano sobre su hombro, bajo su mano sintió los temblores en el cuerpo de su sobrina.

—Lo siento, no puedo controlarme —Kala no podía dejar de llorar, se sentía como una idiota y otra vez Saúl había roto su corazón, jamás superaría a la tal Kyara y era algo que le hacía enfadar. Ella estaba muerta y jamás volvería, si tan solo Saúl pudiera superar el pasado...

Por un tiempo las cosas marcharon bien, Saúl mostraba cambios, tenía personas que lo motivaban cada día más a salir de esa coraza que había formado en su corazón pero otra vez destruyó todo lo que construyó.

—Quiero volver a casa —pidió entre lágrimas y jadeos, Agnes asintió lentamente.

—Tuvimos la misma idea, antes de venir a buscarte le pedí a Dayden que te comprara un vuelo, sale hoy en la madrugada —Kala asintió ignorando que Agnes había previsto todo esto—. Toma tu tiempo y trata de relajarte, luego toma la decisión sobre si quedarte allá o volver a casa conmigo —Agnes fijó su atención en el camino y dejó a su sobrina descansar tranquilamente.

La mente de Kala era un lío en esos momentos, decidió hacerse un ovillo en el asiento y cerrar los ojos, su mente trajo recuerdos de Saúl pero decidió ignorarlos y tratar de conciliar el sueño, cuando se dormía nada dolía.

Horas después llegaron a casa, ya había oscurecido y los faroles empezaban a alumbrar la ciudad, en casa Dayden había arreglado su ropa y las maletas estaban a un lado de la puerta, se dio una larga ducha que solo motivó su huida, tenía que marcharse de allí, tenía que marcharse de Saúl y la montaña rusa en la que la había subido. Minutos después Dayden se despidió de ella y Agnes la llevó al aeropuerto, aún faltaban varias horas para que saliera su vuelo pero prefería estar allí que a quedarse en casa.

Durante todo el trayecto al aeropuerto su celular no había parado de vibrar, David había llenado su buzón de voz y ahora iba a por el buzón de mensajería, Kala ignoró el teléfono. No tenía ganas de hablar con David, o la llamaría para recordarle todas las veces que le dijo que Saúl le rompería el corazón o solo para pedirle que vuelva y perdone a Saúl, no quería escuchar ninguna de las dos cosas, ya tenía suficiente historia con los hermanos Ivanov, lo mejor era alejarse de los problemas y cortar de raíz toda clase de relación.

Horas después y mientras abordaba el avión el teléfono continuaba vibrando, decidió apagarlo e ir a su lugar, una chica ya había tomado el lugar de la ventana, se encogió de hombros y tomó lugar. La chica llevaba auriculares pero era obvio que no escuchaba nada, su cabello iba bastante arreglado y su atuendo era perfecto, las únicas "imperfecciones" eran sus uñas mordidas y la cicatriz que iba desde el inicio de su oreja hasta su labio.

Mientras el vuelo despegaba, Kala no dejó de pensar en Saúl y otra vez se encontró llorando, cubrió con las manos su rostro y se liberó en silencio. Quería al rubio, muchísimo, podía llegarlo a amar con todo su ser pero como había dicho David, Saúl era como una montaña rusa de pocas subidas y largas bajadas, a veces sentía estar en su mejor momento de la relación y de la nada, las cosas se iban a la mierda, las cosas no podían seguir así.

Aunque no pueda VerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora