Capítulo 20

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Timaeus



Thanos no deja de mirarme mientras conduzco de regreso a casa. Ya ha caído la noche y era momento de dejar el paraíso que representaba St. James para mí.

—Siento que es como si llevarás una doble vida —suelta como si nada.

Lo miro por un segundo sin entenderlo y sacudo la cabeza.

—Ninguna doble vida.

—Es que piénsalo, en un día es casi como si te conociera de nuevo.

—No exageres, T. No es como si hubiera querido mantenerlo en secreto por siempre. Solo me gustaba tener algo enteramente mío.

Frunce el ceño y ladea la cabeza.

—¿A qué te refieres?

—T, desde que nacimos compartimos todo entre los dos, y si hablo de algo más global tenemos cinco hermanos más con quienes compartimos trabajo, tiempo, casa. ¿Nunca has sentido que quieres algo propio?

No sé por qué estoy hablando de esto con Thanos.

—Mmm. Nunca lo había pensado. No pensé que fuera algo que te molestara —responde con tristeza.

Suspiro con un poco de tristeza, en el fondo esperaba que Thanos me entendiera.

—Es que no es una molestia. Simplemente es algo que siento, no sé cómo explicarlo.

Se queda pensativo lo que resta de camino. Al llegar a casa y estacionar el auto.

—No lo entiendo totalmente lo del algo propio, pero luego de estar un día con ellos si entiendo como capturaron tu corazón, porque lo hicieron con el mío. —Camina hacia la casa—. Si en algún momento necesitas ayuda, puedes contar conmigo.

Es la primera vez que Thanos me habla en serio, no hay bromas ni doble sentido en sus palabras.

—Si quieres, puedes volver siempre que lo desees. —Se vuelve a mí con una sonrisa enorme—. Solo no les enseñes cosas malas a los chicos.

—¿Cosas malas? ¿yo? —dice fingiendo inocencia.

Lo miro con la mejor cara de sarcasmo que tengo y él tiene descaro de marcharse riendo.

En cuanto estoy solo regresa a mi mente el momento en que tocamos el piano juntos con Maya. Una sensación cálida se instala en mi pecho, con ese recuerdo sé que voy a dormir con una cara de idiota.

Salgo de darme una ducha preparado para ir a la cama. Veo en mi mesa de noche mi celular titilando. Reviso las notificaciones y me llevo a sorpresa.

Maya:

Buenas noches, Timaeus.

Ese simple mensaje me hace sonreír como un bobo.

Yo:

Buenas noches, Maya.



***



Bajo en busca de algo de comer. A penas está amaneciendo, pero no pude seguir en la cama. Disfruto de la quietud y el silencio. Todos aún duermen y es una ventaja que la casa sea tan grande como para que un poco de ruido no moleste a los demás.

Tras asaltar la nevera salgo a la terraza con un tazón de cereal. Disfruto del sonido del mar y pierdo la noción del tiempo.

Escucho la puerta corrediza abrirse y me vuelvo para encontrarme con Nix en su pijama y con cara de recién levantada.

SAGA LUX III | Los colores de TimaeusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora