El solo quería tener una bonita historia de amor como todo mundo, pero, ¿cómo vives una historia de amor si no estás enamorado?
Aunque bueno, si que estaba enamorado, más o menos...
Amaba desesperadamente a su ídolo, Bright Vachirawit Chivaaree, un...
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Un extraño sonido me despierta del pronto, pero yo quiero seguir durmiendo, estoy cómodo. Pero el sonido sigue escuchándose a lo lejos, parecen voces. ¿Pero de quién?
Bostezo una vez antes de abrir por fin mis preciosos ojos cafés, me estiro en la cama y me siento. Giro la cabeza, estoy solo. Pero... ¿no estaba con Bright? ¿Lo soñé? ¿Y si nunca había ido al concierto? Tapo mi boca con mis manos, no, no, eso no podía estar pasando. Así que con las lágrimas acumuladas en mis ojos y sin importarme como se ve mi rostro, aunque debería verse igual de hermoso como siempre, salgo corriendo fuera de la habitación.
Bajo las escaleras y casi tropiezo, oh con que por eso debía obedecer a mamá cuando me decía que no corriera, ahora lo entendía todo.
Al llegar donde se escuchaban las voces, vi a Bright y suspiré de alivio.
—Win, cariño, ¿estás bien?—mi madre se acercó y quitó unos mechones de cabello de mi frente.
Respire unas cuantas veces, he perdido mi condición física. Deberé hacer ejercicio algún día. Pero sabía que nunca lo haría a menos que le diga a Drake. Cierto, ¿qué estaría haciendo estos días? No hablamos mucho.
—Lo estoy—contesto al cabo de unos segundos.
Falsa alarma, nada era un sueño, por fortuna todo era real.
—¿Por qué no nos dijiste que ibas a traer un invitado?—y ese es mi padre.
—Lo siento... ¡Fue su culpa!—señalé a Bright.
Y un fuerte ardor se extendió en mi mano, mi querida madre me había dado un manotazo, a mi, a su hijo, el más hermoso y perfecto que tenía. Abrí la boca indignado, me acababa de humillar frente a mi futuro esposo.
—¿Qué te he dicho de señalar a las personas, Metawin?—se cruzo de brazos y me miro de forma desaprobatoria.
Con mi otra mano comencé a masajear mi brazo dañado, había dolido mucho, la miré mientras hacía un puchero. Escuché la risa de Bright frente a mi.
—Tú no te rías—dije.
—Perdón, perdón—contestó—Pero si fue mi culpa, le pedí permiso a Win cuando estábamos por volver a Tailandia, fue de imprevisto.
Rascó su cuello, aunque no se porque esta tan nervioso de repente, si hace unos segundos los escuché reírse y platicar a gusto. Como que les agradaba más Bright que yo, pero era normal, el debía ganarse a sus suegros. Y tal vez el que lo trataran así era porque es una celebridad, y saben que yo lo amo demasiado.
