XXI

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Estábamos los dos en el bus, al parecer el hogar de Mingi quedaba a más o menos hora y media en trasporte de donde vivíamos ahora y eso me hacía pensar que más que una casualidad había sido el destino que nos encontráramos. El viaje era silencioso, nuestras manos estaban agarradas y él miraba por la ventanilla. Mentiría si dijera que no me daba miedo conocer a toda la familia de Mingi, no sólo eso, además todo el pasado me sería revelado apenas pisará aquel lugar y yo no era bueno para los momentos de presión extrema. Mi mente iba divagando en las posibles charlas que tendría y en las probabilidades de que nos echarán fuera apenas nos vieran. Quería entablar alguna conversación que me hiciera olvidar aquello, pero no sabía que comentar para iniciar la plática y mi compañero de aventuras no parecía tener intención de decir nada por lo que cerré mis ojos y sin darme cuenta me quedé dormido.

Soñé tontería y media y hasta hablé dormido y me reí, podía darme cuenta de eso, pero sólo desperté cuando unos dedos tocaron mis mejillas y una gruesa voz llamó mi nombre a mi oído.


—Te quedaste completamente dormido~ ya casi debemos bajar...


La sonrisa de Mingi fue lo primero que mis ojos vieron y si no fuese por lo de "bajar" hubiese creído que estábamos acurrucados en la cama un mes atrás cuando éramos felices y no lo sabíamos. Me enderece mejor en el asiento y note que no había mucha gente alrededor y en la ventana un paisaje más campestre se asomaba. Mingi me alentó a pararme y al descender terminamos frente a una pequeña garita con el número 17

—De aquí hay que caminar un poco.

El sol nos daba de frente y encandilaba mis ojos, pero pude notar un camino de tierra a unos pasó de aquella garita y Mingi tomó mi mano para comenzar a avanzar en ese rumbo. Hicimos un par de metros y el sol picaba tanto que yo ya tenía las mejillas sonrojadas víctimas del calor.


—Es un poco lejos —mi primero cometario desde que salimos de la casa era una queja al notar que el camino continuaba y sólo nos rodeaba la naturaleza. Le miró reteniendo el aire dentro de mis mejillas y el soltó la risa de forma divertida.


—Mi madre vivía en la ciudad, pero la trasladaron a casa de mi abuela para que esté más tranquila, por eso estamos en medio de la nada. Perdón, debí decirte antes.


—No te preocupes ~ algo de ejercicio me hará bien —era extraño decirlo con la lengua casi por fuera y apenas llevábamos quizás cuatro cuadras? Pero el sol estaba siendo un tirano en ese instante y sólo quería encontrar algo de sombra—... no sé si llegar todo sudado sea la mejor impresión que podría dar... y estoy asustado.


—Esperaba escuchar eso —él sonrió y apretó mi mano con suavidad, en ese instante sentí que los dos estábamos igual de temerosos de llegar a la casa—... Yunho, estoy contigo.

—Lo sé, pero no quiero sumar más problemas al asunto...

—Lo entiendo... —sentí el abandono de su mano sobre la mía y poco a poco detuvo su camino—... llegamos —estaba tan concentrado en él que no note la casona que coronaba el final del camino, a unos metros de nosotros. Era todo lo que podía esperar de una casa a mitad del campo, tenía dos grandes árboles y uno de ellos caía sobre el techo de la casa. Todo parecía de madera y el aroma a tierra mojada llegaba a mi nariz con la brisa que hacía más ameno el calor del sol. Fuera había una reposera antigua y una manta sobre el asiento. El aire era fresco y había tanto silencio que fuera del jardín de flores bien arreglado parecía que estaba abandonado.

Mingi se acercó hasta la puerta y yo lo seguí unos pasos atrás, lo vi dudar pero al final golpeó la superficie de la entrada. Yo dude que alguien haya escuchado y estuve a punto de proponer irnos cuando pasaron unos diez eternos minutos de que nadie nos atendiera. Mingi se giró a verme y yo encogí los hombros, no me molestaba esperar, pero solo quería estar fresco bajo una sombra y de ser posible mojar mi cara para quitarme el calor de las mejillas, por lo que me mantuve junto a uno de los árboles.

—Vámonos.

—¿Estás seguro? —él afirmó y se acercó a mí, jalo mi mano para retomar el camino de regreso, lo miré caminando unos pasos más delante de mí y la sensación de que estaba huyendo una vez más de los problemas me invadió.

Gato Callejero ☆Ateez☆ ♡YunGi♡Where stories live. Discover now