Round 27

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CAMERON

Su cabello tan rojo como el fuego ardiente pero que no llegaba a tocar el naranja; sus ojos esmeraldas como las piedras más preciosas que formaban parte de ella; unas pestañas kilométricas y cejas con una curvatura perfectamente simétrica; pecas como pequeñas gotas de café que se esparcían por sus pómulos altos y afilados; la nariz recta y pequeña; y por último sus increíblemente rosados y carnosos labios que me volvían loco.

Me la había aprendido de memoria. Sabía cada uno de sus rasgos y su simetría. Sabía exactamente que el lunar posicionado exactamente en mitad de camino entre su mentón y su boca, era él que más odiaba e intentaba maquillarlo lo mejor posible.

Luego de la "cita" totalmente improvisada que habíamos tenido después de mi gran victoria en la pelea del sábado, no había dejado de pensar en ella. Y cada vez me era más fácil buscar un momento para dedicarme a recordar su rostro con detalle y a la vez recordar lo maravilloso que era sentir sus labios sobre los míos, nuestros alientos mezclándose y nuestras lenguas acariciándose.

El domingo nos pasamos el día entrenando, para la pelea que tendría el lunes. Me había dedicado a explicarle nuevos movimientos y que lo practicara cada uno tranquilamente hasta que lograra conseguir la perfección en sus movimientos. Y lo consiguió. Al final del día parecía una mujer que venía boxeando años en vez de mes y medio.

-Vamos Mads – grité.

Ya estaba sobre el cuadrilátero, esperando para que su oponente se terminara de arreglar sus guantes.

Se la notaba nerviosa a kilómetros, pero yo sabía que lo haría bien. Había entrenado mucho, inclusive esa misma mañana luego de nuestra gran exposición en la clase de historia, que por cierto, dejamos al profesor Evans con la boca abierta y nos puso una A, faltamos al resto de las clases que teníamos para que pudiera terminar de pulir algunos golpes. Estaba más que preparada, simplemente tenía que sacar el nerviosismo que la carcomía y disfrutar el ring, disfrutar el boxeo.

Debido a su nerviosismo e inquietud, decidí acercarme hasta donde estaba para internar calmarla.

-Mads. – la llamé. Me ignoró – Mads – seguía sin mirarme – ¡Coloradita! – al fin salió de su ensimismamiento y me miró. – tranquila, todo saldrá bien. Eres una gran boxeadora con mucho potencial, te aseguro que Jordan verá eso. – le aseguré. Me dedicó una sonrisa desde la cual se podía ver su protector bucal rosa – ven, te reviso de nuevo los guantes.

Me tendió ambas manos y otra vez revisé los guantes rojos que yo le había prestado. Aquellos guantes me habían pertenecido cuando era un niño y recién había comenzado a boxear. Claramente, por los gastados que estaban, se podía deducir que había visto épocas mejores, pero cuando se los preste estuvo realmente agradecida.

Una vez que ajusté las agujetas de los guantes y los dejé inmóviles en sus muñecas para que estos no se les resbalaran, le di unas palabras de aliento que incluían mi promesa de que iríamos a por un helado después.

Bajé del ring y me situé al lado derecho de Jordan.

-No me decepciones —. Me dijo y luego hizo un gesto a Nate, quien iba a hacer de árbitro en la pelea improvisada.

Mi mirada quedó fija en la colorada. Sus shorts negros estaban conjuntos con sus botitas negras también, pero su remera rosa resaltaba y su larga cabellera sujeta en dos trenzas bien ajustadas le daban un aire a niña traviesa que me encantaba. Aún no entendía porque no había querido pelear en top, como en realidad debería ser, pero simplemente, como no era una pelea formal ni nada por el estilo, no hubo problema que use su remera rosa.

Amor En El Ring. [Completa ✔️]Where stories live. Discover now