Capítulo 45

6.3K 807 94
                                    

Mi corazón estaba latiendo con fuerza. En mis sueños más locos estaba Jared Brackley pidiéndome ser su novia, con ese desplante de chico de ensueños, con su cabello desordenado y sus ojos celestes intimidantes... ¿cómo podía negarme a tan maravilloso chico? A ese hombre guapo que me derretía cuando se colocaba un traje elegante y parecía sacado de una revista VOGUE.

—Claro que sí, Jared —sonreí.

Él me regaló una sonrisa coqueta, deslizó su mano por mi cuello y me acercó a su boca para besarme, esta vez con menos delicadeza, sino que como un voraz león que no soportaba estar lejos de mis labios.

Novia de Jared Brackley.

Eso es lo que era ahora.

¿Ahora como se lo decía a todos en casa? Ni idea.

Cogió mi mano cuando comenzamos a caminar hasta la salida del jardín japonés y durante todo el trayecto a casa me tuvo cerca de su cuerpo, de sus manos, de su boca. Parecíamos unos adolescentes que recién estaban enamorándose y eso era lo mejor de cuando comenzabas una relación con alguien: el enamoramiento.

Cuando llegamos a casa, una cabellera negra llena de rulos me desconcentró, apenas la chica se volteó hacia a mí, chilló con fuerza y corrió.

—¡Alina! —grité.

Se abalanzó hacia mi cuerpo, solté la mano de Jared y ella me abrazó con muchísima fuerza, no pude preguntar demasiado cuando vi que Isabella y su cabello colorín venían directo hacia a mí para regalarme otro abrazo.

—¡No puedo creer que estén aquí! —continué.

—¡¿Cómo es que no nos avisaste que venías?! —continuó Alina hablando emocionada.

—Es que fue todo muy rápido.

Ambas estaban mirándome, luego desviaron la mirada hacia Jared y él sólo se limitó a sonreírles.

—Él es Jared —comenté y ambas lo saludaron con entusiasmo. Suponía que Dylan o Leah ya las habían puesto al día con mi situación amorosa.

Caminamos hasta el living, Jared se acercó al costado de Leah para sentarse junto a ella y yo caminé en dirección a Harriet que se encontraba hablando con Isak.

Alina e Isabella se sentaron frente a mí y de inmediato comenzaron a hablar.

—Te extrañamos muchísimo, Camile —decía Alina con una sonrisa en el rostro —¿Cómo es Londres? ¿Sacaste muchas fotografías?

—¿Encontraste cafeterías buenas? —intervino Isabella.

—Si a todo —contesté entre risas —, saqué muchísimas fotografías cuando pude hacerlo y la cafetería en que estoy trabajando es buenísima.

Al decir esto, Jared desvió su mirada hacia la mía y frunció el ceño, negó levemente con la cabeza y yo rodé los ojos ignorándolo.

—Bueno, también hay un par más, según Jared —reí —, pero C&B está llena de libros y ¡café!

—Estoy muy feliz por ti, amiga —me sonrió Isabella —¿cómo es que todo este tiempo no pudimos comunicarnos como antes?

—No lo sé... —bajé la voz —Londres me tenía muy ocupada.

—¡Está lista la comida! —oí a mi padre gritar desde el patio trasero, todos comenzaron a ponerse de pie para salir y yo me quedé en donde estaba al igual que Alina e Isabella.

—Ahora que estamos un poco a solas... ¿Qué ocurrió con Stefan? —me preguntó Alina, Isabella se acomodó y me observó con atención.

Respiré hondo, no sabía cómo comenzar a explicarles todo lo que había ocurrido en estos meses, sobretodo porque yo era una persona que le encantaba dar todos los detalles de las historias y no podía resumirles en sólo una frase lo que había pasado.

El destino que no soñéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora