Capitulo 16

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El veintitrés de diciembre Carly  se ocupó de visitar a su hermana y almorzó con ellos antes de que se vayan a vacacionar. Se llevaba bien con ellos y le encantaba saber que su hermana había crecido en una familia normal. Después de eso se junto con Megan para buscar un regalo para Harry y Ryan. ¿Que le podía regalar a una persona que no conocía? Y a él, Ryan era una persona tan extraña y simple a la vez que no sabia que regalarle. Era una persona atenta y detallista, como cuando le regalo ese artefacto para la cocina, o los libros que le había dado sobre postres sudamericanos con los que ella había practicado toda la semana anterior. 

  Al final se había decidido por unos anteojos para la nieve para Harry y para Ryan una caja de bombones especialmente con sus favoritos, además de su tarjeta de crédito que echaba humo debido al conjunto de Victoria Secret. Era un regalo para ambos, se dijo mientras pagaba la estrafalaria cifra. 

    Cuando llegó a su casa dejó todo listo y se puso a leer el diario de Svetlana. No podía dejar de leerlo. Emocionada llamó por teléfono. 

— Hola. — Escucho la tranquila voz de Ryan del otro lado. 

— Hola Ryan. Acabo de llegar a la parte donde ella descubre que está enamorada de él. Lo confiesa Después de terminar el cuadro de ambos. 

— Cielo me alegra mucho saber eso. 

 Carly escuchó unos insultos en voz baja y después a Ryan gritando un Ya voy. 

— ¿Estás ocupado? 

— No. Se supone que estoy descansando en mi hora feliz; pero mi hijo cree que tiene esclavo. Espérame cinco minutos no me cortes. 

Ella escuchó a Ryan gritar: se supone que los habías guardado y algo así como Ya eres grande para buscarlos por ti mismo.

— Perdona. — Le dijo agitado. 

— ¿Que esta pasando? 

— Estoy cocinando o lo que se supone que es una actividad sin demasiados sobresaltos; pero Harry me tiene harto porque está haciendo las valijas. 

— ¿No lo ayudas? 

— Claro que no. — Dijo el vengativo. — Quería irse antes pues que se arregle solo, no estaré con él en donde va. Sígueme contando mientras cocino, te escucho. 

 Ella tomó un trago de vino y continuó.

— Él es un sinvergüenza, la ha casi acosado, se han besado. Te diré que ella se dejo varias veces incluso lo ha buscado.

— Es una coqueta. — Dijo sonriendo. 

— Lo es. Creo que en la próxima página nuestra protagonista se acostara con él. 

— No hablas en serio. — Dijo sentándose en el taburete. 

— Puedo sentirlo. — Le dijo ella emocionada. 

— Veremos en qué escándalo se mete. ¿Mañana a qué hora vendrás? Ya quiero verte. 

— Estaremos ahí a las once, ¿te parece bien?

— Perfecto. 

— Llevaré el postre. 

 

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