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𝐂𝐞𝐝𝐫𝐢𝐜:
- Hola, amor... - La saludé con una media sonrisa, la enfermería estaba en completo silencio debido a que estábamos solos - Te traje algo - Quite el papel que envolvía las flores y las metí dentro del jarrón con agua - Son azules, creí que te gustarían - Me senté en la silla que estaba al lado de la cama. Sujete su mano entre las mías y solté un suspiro casi inaudible - Pronto será el Baile de Navidad, la profesora McGonagall me contó que los tres, en este caso cuatro campeones, tienen la tradición de ser los primeros en bailar con sus respectivas parejas - Acaricié su cabello que reposaba sobre la almohada - Me preguntaba si... ¿Quisieras ir al baile conmigo? - Hubo silencio, sentí como una lagrima recorría mi mejilla que quite rápidamente. Esbocé una sonrisa lo mejor que pude y me quede mirándola unos minutos - Te necesito, Leila. Despierta por favor - Bajé mi cabeza hasta chocarla con su mano, sufriendo en silencio...
●𝐹𝓁𝒶𝓈𝒽𝒷𝒶𝒸𝓀●
Salí del Gran Comedor con una sonrisa. Había recibido felicitaciones de todo el mundo y Dumbledore había servido un banquete para festejar que nadie murió o salió gravemente herido. Caminé hacia las escaleras movedizas pero antes de tocar un pié en una de ellas recordé a la única persona que no vi en toda la celebración
- Leila... - Dije recordando que le prometí ir a buscarla a la torre - ¡Por las barbas de Merlín! ¡Permiso! - Le grité a unos niños de primer año que estaban en mi camino y comencé a correr hacia la torre de astronomía
Iba tan rápido que cuando comencé a subir las primeras escaleras me tropecé con un escalón. Gracias a mis reflejos pude poner las manos en el piso antes de que mi rostro se dañe pero al girarme por pura costumbré me di cuenta de que no me había tropezado con un escalón
- ¿Leila? - Pregunté confundido y sin reaccionar. Era ella, estaba sentada con la espalda contra la pared, tenia varios cortes por el cuerpo y sangraba. A lo largo de la escalera también había sangre. Tenía lo ojos cerrados y su cuerpo estaba completamente quieto. No podía reaccionar, mi mente se nubló por unos segundos temiendo lo peor hasta que caí en cuenta - ¡LEILA! - Grité desesperado y me acerqué a ella. No respiraba y en su muñeca no podía sentir el pulso - No, no, no... Leila, reacciona - La acosté en el suelo y comencé a hacer RCP como me enseño mi padre. Intente sacar la varita para curar sus heridas pero no la tenia encima, la tuve que haber perdido en el camino - Leila no me hagas esto, por favor - Cada tanto iba dándole respiración boca a boca - ¡POR FAVOR, ALGUIEN AYÚDEME! - Grité hacia el pasillo mientras seguía haciendo RCP - ¡POR FAVOR, AYUDA! - Volví a gritar, pero nadie venia - Leila... no... - Detuve el RCP, mis lagrimas llenaron mis mejillas y caian una tras otra sobre el cuerpo de Leila. Me arrodillé a su lado y agarrando su cabeza levemente la envolví entre mis brazos. Sentí mi corazón destrozarse y caerse a pedazos sin piedad alguna
Escuché pasos acercándose apresuradamente, pero ya era tarde. Por el umbral de la puerta vi como se acercaban la profesora McGonagall junto con el profesor Flitwick, supongo que escucharon mis gritos
- ¿Que paso aquí? - Preguntó, al verme en el suelo junto al cuerpo de Leila se agacho a mi lado para verla mejor
- L-la encontré a-asi y c-creo que esta... - Intenté decir pero por los nervios tartamudeé. La profesora sujeto la muñeca de Leila y apoyó sus dedos sobre esta para comprobar si seguía viva
- Oh no... no tiene pulso - Miró preocupada y angustiada al profesor, este jadeo mirándome lleno de tristeza. Comencé a llorar mas fuerte, abrazando a Leila y manteniendola entre mis brazos, donde siempre tuvo que estar, donde estaba segura
Mas pasos se escucharon acercándose a donde nosotros estábamos, Dumbledore junto a Snape aparecieron mirando con terror la escena en el suelo. Sentí sus miradas llenas de pena sobre mis hombros, pero no podía prestarle atención a otra persona que no sea ella
- Llévenlo - Dijo Dumbledore en un tono bajo y triste
- No por favor, unos minutos mas - Dije suplicando, no podía separarme de Leila, algo dentro de mi me lo impedía
Segundos plagados de silencio pasaron haciéndose eternos. Acurrucando a Leila entre mis brazos solté muchas lagrimas, sollozando y pidiéndole al cielo que esto solo sea una pesadilla, pero era real, demasiado real. Mis esperanzas estaban perdidas, una parte de mi se había ido con ella pero un sonido especifico desequilibro mis sistemas
"AAhh..."
Leila abrió los ojos como esferas de repente, tomando una bocanada de aire y desplomándose de vuelta sobre mis brazos volviendo a cerrar los ojos
- ¡Leila! - Grité y me separé un poco de ella aun sorprendido
- ¡Rápido! ¡Llévenla a Enfermería! - Dijo Dumbledore haciendo que entre McGonagall y Snape alcen el cuerpo de Leila y lo lleven corriendo a la enfermería. Me levanté del suelo dispuesto a acompañarlos pero Dumbledore puso una mano sobre mi pecho deteniéndome - Será mejor que vayas a descansar a tu cuarto, mañana podrás visitarla
- Pero... - Intenté excusarme
- Ven, Diggory - La profesora Sprout, que no se en que momento llegó, poso una mano sobre mi hombro dirigiéndome a la sala comun de Hufflepuff
Esa noche no pude dormir, los nervios y las dudas me carcomían por dentro y me pedían a gritos que corra hacia la enfermería para estar junto a Leila. Al amanecer me vestí rápido y salí corriendo hacia la enfermería. Me peleé con la señora Pomfrey porque dijo que ella necesitaba descansar pero finalmente entré
Pasaron los días y tras una semana aún no despertaba. Era oficial, estaba en una especie de coma que ni la magia podía superar
