06

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No llamó al día siguiente, y a pesar de convencerme a mí mismo de que no lo haría, tenía la esperanza de que tal vez Jin tuviera razón.

Naturalmente, le eché la culpa. Las palabras de Jin tejieron su camino dentro de mí y alimentaron la esperanza donde normalmente no la había. No podía dejar de mirarlo mientras se encontraba en el centro de mi habitación, distrayéndome de revisar mis notas de psicología anormal.

—Bueno, ya sabes que tenemos que volver esta noche, ¿verdad?

—Eh. No, no tenemos que hacerlo.

Se dejó caer en la cama conmigo, aterrizando sobre su estómago.—Vamos. No puedes prometer hacer esto y luego no entregarte al cien por ciento.

—No estoy entrenando para una maratón...

—Lo estás. Eso es exactamente lo que estás haciendo. —Asintió—. Estás entrenando para Yugyeom. Míralo como tu carrera de cinco kilómetros.

Mordiéndome el interior de la mejilla, consideré sus palabras.

El debió de haberme visto vacilante porque siguió presionando.—Vamos. Lo has impresionado. Dos noches seguidas. —Movió dos dedos en frente de mi cara—. También tenemos que ir allí esta noche. Reuniremos a algunos otros amigos para que vayan con nosotros esta vez. Yoongi va a ese concierto con su novio, así que voy a traer dos de mis compañeros. Siempre se apuntan para un poco de diversión. —Su mirada me perforó—. Di que sí, Jungkook.

Con un suspiro, cerré mi cuaderno.—Está bien. Sí.

Aplaudió y saltó de la cama. —Voy a ir a buscar a los otros del grupo. Entra en la ducha. Pero no escojas tu ropa todavía. —Me señaló con el dedo—. Voy a supervisarte en ese departamento.

—Por supuesto que sí —dije detrás de él mientras salía de mi habitación. Si se salía con la suya, iba a salir de aquí con ropa para nada cómoda

Levantándome, agarré mis cosas para la ducha, mi estómago haciendo cosas extrañas. Aunque no sabía por qué. Apenas había hablado con Jimin. Él podría haberme ayudado anoche (y cuando mi auto se averió), pero eso era parte de su trabajo. Mantener el orden en Mulvaney's. No había habido nada personal en sus acciones.

Aun así, el recuerdo de aquellos ojos sobre mí en medio de decenas de personas que competían por su atención hizo que me hormigueara la piel. Y no competían por su atención solo porque fuera el chico que servía las bebidas. Además de ser jodidamente sexy, tenía esa cosa fuerte y silenciosa a su favor. Era un cliché y no debería funcionar en mí. Pero lo hacía. Yo era un tonto para él. Al igual que cualquier otro que entrara en Mulvaney's.

Y esto me hizo fruncir el ceño. No quería ser como el resto. Intercambiable.

Él podría estar acostumbrado a hacerlo con un sinnúmero de personas cuyos nombres y rostros no podía recordar a la semana siguiente, pero yo quería ser diferente. Alguien diferente a mi familia.

Alguien a quien él recordara.

Jin reunió no sólo a Jinwoo y Mino, sino también a un par de otros compañeros de nuestro piso. Sumábamos seis, así que necesitábamos dos autos. Alguien decidió que Jinwoo y yo manejaríamos, probablemente porque no éramos grandes bebedores. Bien por mí. Me gustaba estar en control de mi propio medio de transporte.

Cuando llegamos a Mulvaney's entramos por la puerta de atrás, más allá de la barra de comida. Mi estómago gruñó y me recordó que no había comido desde el almuerzo. Jin tiró de mí cuando dudé, mirando con nostalgia una cesta de patatas fritas recubierta de queso que alguien había ordenado.

𝐅𝐨𝐫𝐞𝐩𝐥𝐚𝐲 | 𝐉𝐢𝐤𝐨𝐨𝐤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora