Capítulo 1

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Miércoles, 8 de abril.

Louis Tomlinson se levantó de una mesa larga con la punta de los dedos extendidos en la parte superior del vidrio liso. La luz del sol alrededor de su cuerpo, desde el suelo hasta las ventanas del techo detrás de él. Pellizcó la costura inferior de la chaqueta de su traje azul marino hecha a la medida y tiró de ella una vez, haciendo una visión general a la fila de hombres mayores mirándolo. Sus expresiones iban desde furiosas hasta aterrorizadas. Ellos estudiaban su ceño fruncido, bufidos y mejillas sonrojadas

"¿Alguien necesita estirarse?" Louis colocó su mano en su espalda baja y empujó su cadera hacia adelante. "Las negociaciones largas hacen que se me acalambren las piernas."

Su consulta fue respondida por un profundo silencio, salvo por el siseo tranquilo de aire que circulaba en la sala de conferencias. Las comisuras de la boca de Louis se arquearon.

"¿A alguien le interesaría un poco más de agua, quizás?" Pasó sus rectos dedos sobre el nudo de su negra corbata, su mano izquierda plana sobre el sedoso material. "Me siento sediento."

"No" Acker dijo, la palabra saliendo de su boca antes de que Louis terminara de hablar. "No, no queremos ningún poco de tu jodida agua. Del mismo modo que no queremos tener nada que ver con tu estafa de un acuerdo."

Otro señor mayor llamado Jones, saltó en su lugar a un lado de Acker, sus tupidas cejas blancas se crisparon con rabia. Los ojos calmados de Louis se deslizaron por Jones antes de que llevara a cabo su respuesta.

"Estás estancado, Tomlinson. Esto es un montón de basura." Las palabras de Jones sonaron como eructos saliendo de sus labios agrietados, sus brazos regordetes cruzados sobre su pecho de barril. "Pura basura. Perdiendo todo nuestro tiempo."

Louis se apartó del grupo mientras levantaba sus dedos curvados cerca de su cara.

 "Como deseen."

Caminó diez pasos hasta la elegante barra del bar apoyada contra la pared. Una jarra de cristal estaba en la parte superior de la barra, delicadas rodajas de pepino mezcladas con los cubos de hielo perfectamente cuadrados. Agarró un vaso alto y delgado con un borde redondo y empezó a llenarlo. Los pepinos vibraron contra los cubos de hielo en un esfuerzo por escapar de la boca de la jarra.

El vaso flotó hasta sus labios. Tomó un sorbo lento, dejando que el agua helada se deslizara a través de su garganta, llegando al centro de su pecho. Miró por la ventana, observando cómo los autos aceleraban por la calle de abajo, su corazón golpeando en sus orejas. Había algo hipnotizante en mirar a otros, iban hacer su día sin ningún cuidado en el mundo en cuanto a lo que estaba pasando por encima de ellos. Cuarenta pisos más arriba, el centro de Londres se parecía a una pintura de Seurat, la gente y coches que se mezclan en coloridos puntos en movimiento.

Si él se quedaba el tiempo suficiente, vería su propio reflejo en el cristal pulido. Ya podía ver a la gente sentada en la mesa detrás de él, sus ojos taladrando la parte posterior de su cabeza.

A un lado de la mesa, encontró a su jefe, y CEO de Convington Asociados, Peter Covington II. Covington se sentó cómodamente en su silla de cuero de respaldo alto, una pequeña sonrisa curvando sus labios y su cabello rubio oscuro en un jopo, otorgándole un estilo confiado.

Sentado en el asiento junto al lugar vacío de Louis, se encontraba su cliente, Maxwell Shilling. Shilling era un coleccionista de pequeñas empresas que supusieran cualquier tipo de amenaza a su propia compañía constructora Shilling Builders, la Walmart de las corporaciones de construcción. Él parecía estar aún más cómodo mientras descansaba en su silla, con las piernas cruzadas apoyadas en la esquina de la mesa, un vaso constante de whisky en la mano.

Escapade - (l.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora