72. Wǒ ài nǐ

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72. Wǒ ài nǐ.

IVANNA

—... y Clarissa estaba cansada de comer Hot cakes todos los días, pero para mamá salía barato; entonces, pensando qué hacer, ese día dejé más espesa la mezcla y dibujé una flor sobre la sartén antes de echar encima el resto —Mientras los dos seguimos recostados en la arena, con mi cabeza descansando en su hombro, juego con el cabello de Luca en tanto que lo escucho hablar—. Le mostré el resultado y de nuevo quiso comer todos los días Hot cakes —ríe—. ¿Ya te dormiste?

Deja de ver hacia el cielo, y, ansioso por no escucharme decir algo nuevo desde un par minutos, Luca se remueve en su lugar y demanda de vuelta mi atención dejando un beso en mi sien.

—No, no me he dormido —digo, bostezando.

Pero no porque me aburran sus anécdotas sobre cómo empezó a dibujar, sino porque ya casi son casi las dos de la mañana y ni él ni yo hemos dormido nada.

—Pero es tarde —dice, consciente de que no hemos hecho otra cosa que estar juntos.

—No importa. Sígueme platicando anécdotas —pido, girando hacia la izquierda mi cabeza para depositar un beso en su hombro.

Luca estira sus brazos a modo de poder rodearme de mejor manera con ellos, de nuevo me giro hacia la derecha y, al mismo tiempo que entrelazamos nuestros dedos, continúa hablando de él.

Además de nuestras voces, en el ambiente nada más se escucha el sonido de las olas.

—Es luna llena —se interrumpe Luca al notar lo que capta ahora mi interés: el cielo nocturno—. Eso es algo bueno para una loba.

Escondo mi cara en su cuello al reír.

—La jefa de la manada —agrega, haciéndome cosquillas para que me carcajee, y en un intento de que se detenga vuelvo a besar su hombro.

Debemos parecer un par de tontos por no dejar de buscar uno del otro.

Hablar, reír y ver el cielo estrellado sobre nuestras cabezas es lo único que hemos hecho desde que terminamos de cenar. De lo que había en la mesa solo nos trajimos la botella de vino que, como un par de adolescentes la primera vez que beben, nos intercambiamos a ratos, sorbiendo los dos el contenido directamente de la boquilla.

—Yo al igual quiero saber más de ti —dice.

—Dispara —me animo a decir—. Pregunta lo que quieras.

El asistente ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora