72. Wǒ ài nǐ. PARTE II

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SEGUNDA ENTRADA DEL DÍA. Hoy más temprano publiqué la primera parte de este capítulo. Aviso por si Wattpad no les notificó.

Tampoco olvidar que los capítulos terminan en mi nota de autora. Si no les aparece es que está cortado y deben sacar y volver a meter la historia en su biblioteca o reiniciar sesión.

¡Seguimos! ↓


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72. Wǒ ài nǐ. PARTE II

IVANNA

Salgo de mi suite aturdida, apenas dormí y luego de que me despedí de Luca solo he tenido tiempo para comer algo ligero, darme una ducha y cambiarme.

El jefe de la policía me pidió bajar a las ocho de la mañana a hablar o de lo contrario liberará a Prudensa, de modo que me apresuro para ser puntual. Estamos pasando por alto el protocolo, no pueden retener a Prudensa en una habitación de hotel en contra de su voluntad, lo puedo meter en problemas. Como sea, estoy segura de que la loca también querrá hablar de buena manera una vez leído el Post-it con el apodo de su amado.

No tengo más para hacer hoy por la mañana; no obstante, en el elevador recibo una llamada de Marinaro.

Termino de sacar el teléfono de mi bolso y esbozo un gesto de fastidio antes de contestar.

—Tengo una llamada perdida tuya de anoche, lo siento pero... —Y estoy por inventar una excusa, pero él me interrumpe.

—Ivanna, recuérdame cuál fue la primera cuenta imposible que consiguió Lobo.

Suena inquieto.

—Savoye —digo, preguntándome por qué quiere saberlo. Sin embargo, en cuanto escucha mi respuesta, antes de que pueda cuestionar algo, Marinaro cuelga.

Sacudo mi cabeza y observo el teléfono en mi mano sin comprender. Y estoy por devolverle la llamada cuando el elevador llega al piso que me indicaron, se abren las puertas y el jefe de la policía me ve.


Al entrar a la habitación de Prudensa, además de ella sentada en una esquina de la cama, hay dos policías custodiándola.

Respinga al verme asomar por la puerta y, loable, espera que tras de mí aparezca Luca.

—No vino —La tranquilizo con una nota de humor—. Esto es un asunto de chicas.

Prudensa no contesta nada, de momento solo se limita a entrecerrar sus ojos en mi dirección. Sin importarme, me planto frente a ella con actitud altiva.

—Y perdón que yo haya tardado en venir. Estoy desvelada —finjo bostezar—. Tuve sexo con Luca durante toda la madrugada, Me organizó una cena romántica y dormimos en la playa.

En apariencia teniéndole sin cuidado, Prudensa se sienta más derecha mientras me ve empezar a caminar de lado a lado.

Al menos no tiene en el rostro esa sonrisita mustia que tanto me enfada. Debe estar preocupada por Tyson.

—Pero imagino que lo que más te interesa saber es por qué no ha contestado tus llamadas Tyson —concluyo y frunce sus labios—. Porque sí la han dejado hacer llamadas —digo a modo de pregunta a uno de los policías.

—Sí. Inclusive revisó la habitación buscando micrófonos y cámaras.

—Chica lista —devuelvo mi atención a Prudensa esbozando una sonrisa de orgullo. Si no me irritara incluso le pediría trabajar para mí—. Porque, desde luego, león juzga por su condición. ¿Entendiste? —Me inclino hasta la cintura delante de ella con actitud socarrona, tal como si le hablara a un bebé—. «León o leoncito». O en francés; «Petit Lion» —me burlo.

El asistente ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora