Capítulo 2 - Volver a Gusu con él.

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"Si un día el universo completo tú quieres te doy.

No olvides un loco en el mundo tú tienes yo soy,

quién más te ha anhelado,

y más te ha esperado...

soy yo".

Luis Miguel, Soy yo.

Recomendación: escuchar la canción, a ojos cerrados, antes de leer el capítulo.


—¡NOOOOOO!

Un berrido estridente e infernal se escuchó en lo alto de la montaña, justo a unos metros del marco de entrada hacia el Receso de las Nubes. Después de casi dos días de camino la caravana de la secta Lan había regresado por fin a su hogar, con un burro a cuestas y un hombre que lloraba y lloraba pero no desprendía lagrima alguna.

—¡No quiero, no quiero! ¡Me raptan! ¡Auxilio! —se agarró del burro, recargando brazos y cabeza sobre su lomo.

Parecía una doncella llorando por un amor perdido y parecía que el Muro de las Reglas era el villano de la historia porque en cuanto pasaron por ahí los alaridos se hicieron más y más altos. Poco faltaba para que Lan JingYi se quitara el zapato y se lo metiera en la boca para que se callara. De no ser porque Hanguang-Jun los estaba observando...

—¡Deja de llorar! ¡Dijiste que te gustaba Hanguang-Jun! ¿Así que por qué te quejas tanto ahora que te ha traído con él?

Lan SiZhui vio la cara larga del joven Mo y soltó una pequeña risita, cosa que llamó la atención de Lan WangJi, calentándole el corazón. Sin saberlo, sin recordarlo, Lan SiZhui miraba a Wei WuXian con cariño. Parecía muy a gusto y relajado cuando hablaba con él y lo ayudaba. También le tenía mucha paciencia y respeto.

Ya no era el niño que se le aventaba a la pierna pero seguía presente la calidez, la inocencia y el buen corazón.

Wei WuXian volteó de nueva cuenta hacia el Muro de las Reglas y volvió a lamentarse en voz alta. Perturbando el eterno silencio del lugar.

—¡Ya, ya! Deja de hacer escándalo. El ruido está prohibido en el Receso de las Nubes —volvió a regañarlo Lan JingYi. La vena en la frente estaba empezando a notársele a causa de la frustración y el enojo.

Lan WangJi, que estaba parado en la entrada, tenía la mirada puesta en la dramática escena que Wei WuXian estaba dando. No dijo ni hizo nada hasta que los lamentos se aplacaron un poco. Lo había dejado gritar todo lo que quisiera porque sabía su propósito: quería molestarlo para que lo dejara irse.

Sin embargo, Wei WuXian no tenía ni la más mínima idea de lo mucho que él estaba gozando todo eso. Después de tantos años el volver a disfrutar la actitud dramática, vivaracha y llena de vida de Wei WuXian lo tenía casi dando saltitos emocionados.

Se mostró indiferente cuando habló. Tenía el tono tranquilo, como si no hubiese alguien gritando a tal punto que parecía que iban a matarlo. Miró a Lan SiZhui—. Déjalo llorar. Cuando se canse, tráelo dentro.

Wei WuXian se dio de topes contra la suave carne del burro mientras gritaba más alto aún. De hecho, intentando asustarlo y darle asco metió coquetería resignada a su actuación—. Me atraen los hombres, así que con tantos y tan hermosos jóvenes en tu secta temo que no seré capaz de controlarme —batió las pestañas.

—Joven amo Mo, fue por su propio bien que Hanguang-Jun lo trajo hasta aquí... —Lan SiZhui habló, tranquilo, intentando explicarle—. Si no venía con nosotros, el Líder de secta Jiang no hubiera estado dispuesto a dejar ir el asunto. Durante estos años, hubo una incontable cantidad de gente que fue capturada y llevada al Muelle de Loto. Ninguna de ellas ha vuelto a ser vista.

Escucha los latidos de un corazón ámbar | Lan MeiLing | C A N C E L A D ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora