LISTA CORTA DE FINALISTAS WATTYS 2021 🏆🏆
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NERVOSA. Es un sentimiento, una sensación o, tal vez, una cosa. No es fácil de definir, a decir verdad.
Caracteriza aquello que sientes o percibes cuando una situación escapa de tu control y, en...
Elisa salió de aquel baño y casi se tropieza. Algo la había hecho resbalar un poco.
Escondió las tijeras en el borde de sus jeans como pudo haciendo ruido con las cadenas de sus muñecas y tapándola con la blusa intentando no hacerse daño.
Miró sus pies para ver con qué había resbalado y encontró el pétalo de una rosa. Frunció el ceño.
Dio un par de pasos más y fue encontrando varios pétalos iguales a ese formando un camino. Luego, notó que las luces de toda la casa se habían vuelto más tenues que antes, pero no había completa oscuridad.
Elisa siguió el camino de pétalos. Unos metros más adelante, los pétalos la llevaban a bajar la escalera. Bajó lentamente tomándose de la barandilla para no resbalar mientras inspeccionaba su alrededor. Henry no estaba por ninguna parte.
¿Sería esta su oportunidad?
A veces, las oportunidades no aparecen cuando desearíamos ni son como nos hubiera gustado, pero aún así no se podía dar el lujo de desperdiciarlas.
Pasó caminando por la puerta principal de la casa y se detuvo unos segundos a observarla. Comenzó a fantasear con abrirla y salir corriendo, pero luego observó el sistema de cerraduras. Algunas abrían con llaves comunes, otras con algún tipo de combinación. No había posibilidad alguna de que no la descubriera antes de que terminara de descifrarlo. Aunque no consiguiera, no sabía dónde estaba, ni siquiera si seguía en Atlanta.
Resignada, temporalmente, a su destino, continuó siguiendo el camino de pétalos. De pronto, empezó a oír una melodía romántica provenir de la habitación adonde iban los pétalos.
Se apresuró un poco y descubrió que el camino de pétalos acababa, efectivamente, en una habitación. Era una habitación espaciosa con una cama doble en el centro. Las paredes eran de color claro y una luz tenue que pretendía generar un ambiente de romanticismo.
Al acercarse, Elisa encontró a Henry agachado sobre la mesa de luz arreglando unos adornos. Se volteó hacia ella cuando escuchó el ruido de las cadenas de sus manos.
Sonrió cuando la vio y ella quiso correr.
—¿Henry?
—¿Qué te ha demorado tanto? —preguntó él acercándose—. Puedes entrar. Yo no muerdo.
Elisa dio unos pasos al frente y miró a su alrededor fingiendo asombro. La verdad, estaba sorprendida, pero no de un modo romántico o tierno sino esa clase de sorpresa que recibes cuando no entiendes qué está ocurriendo.
