Take 35

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Una semana después.

Me encontraba en la construcción de Jentle House desde las 10 de la mañana.

Había sido una semana pesada. Recibiendo pedidos para la constructora, la agencia y propios cada día; asistiendo sin falta y más puntual que nunca al trabajo; retomando mi rutina de ejercicios y alimentándome mejor he conseguido sobrevivir de manera saludable los últimos días.

Lisa seguía ocultando mi presencia de su vida y no la culpaba por ello, al contrario, admiraba su técnica de poder avanzar y seguir con sus cosas; cosa de lo que yo, claramente no era capaz. Pero que luego de un regaño inmenso de Ellen tuve que emplear como método también.

Yo mis cartas las jugué bien. Estaba segura de ello. Escribí la carta más sincera que había escrito en toda mi vida, la dejé en su correo y respeté su decisión -por más que la odiara con mucha intensidad-. Ellen mencionó un par de opciones por su silencio hasta el día de hoy: a) quizás no la había leído, b) pudo traspapelarse junto al resto de las cartas en su buzón, c) solo la desechó porque realmente repugna mi existencia -seríamos dos-, o d) sí recibió la carta, la leyó y no ha completado su fase de análisis y despeje de ideas.

No lo tenía muy claro, es esa la razón de mi actitud neutra respecto al tema. Decidí avanzar con mi vida profesional, porque ha estado teniendo oportunidades y momentos excelentes como para solo arrojar todo por la borda por una chica que era incapaz de siquiera escucharme.

Da igual.

Un par de arreglos más y la construcción quedaría lista, no tenía tiempo para sentimentalismos. "Avanza y triunfarás" solía decirme mi madre mientras crecía.

En unos minutos darían las 6:30 p.m., es decir, el horario de salida de los trabajadores de la constructora. Ya todos estaban a punto de irse, lo que significaba que era el momento indicado para repasar el espaciado de cada habitación, pasillo o sala; como ya casi terminaban la obra, me tocaba contactar con Diseñadores de Interiores que evalúen el lugar y puedan ayudarme a decorarlo.

Nos vemos, jefa —avisó Megan a través del walkie-talkie que el personal de importancia poseía dentro de las instalaciones—. El lunes a la misma hora.

—Perfecto srta. Park —respondí captando la señal—. Buen trabajo. Cambio y fuera —corté la comunicación.

La buena noticia de la ausencia de Lili era que la M de "muerte" ahora significaba "me respeta como jefa y me trata como tal". Había dejado los juegos, noticia que me alegraba y favorecía en gran magnitud. Lo único con lo que tenía que lidiar era con la construcción y las pocas actividades que seguían realizándose en el JK.

Subí hasta la última planta tomando el elevador. Salí del ascensor acercándome a lo que sería mi oficina. Por ahora se encontraba entre mis primeras prioridades de diseño; días atrás debatí ideas junto a Kaz y algunos miembros del staff de K&J, acordando quedarnos con algunas cosas de mi antigua oficina y deshacernos de algunas otras.

Realicé una inspección profunda que me llevó alrededor de 25 minutos para dirigirme de inmediato a las otras plantas a estudiar los espacios disponibles y destinarles de antemano la función que cumplirían una vez inaugurado el lugar.

Esperaba el ascensor justo en frente de las puertas. Unos segundos más tardes, estas se abrieron mostrándome una figura enceguecedora. Casi un ser celestial. Una diosa. Un ángel caído sin alas. Mi más grande perdición.

—Jennie —dijo inexpresiva—. Tenemos que hablar —bajó del ascensor, siendo seguida por mi cuerpo hipnotizado con su repentina aparición.

—Por supuesto —respondí luego de lo que pareció ser un largo rato de procesamiento—. Pasa a mi oficina —No sabía cómo, pero estaba manteniendo la calma—. Bueno, mi próxima oficina. Es por aqu- —fui inesperadamente interrumpida por sus habilidosos labios que en milésimas de segundos atraparon los míos en el beso más desesperado que había experimentado en toda mi vida.

MODEL'S WARS ; JENLISA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora