Capítulo 28: Me tienes a mí.

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                                               Capítulo 28

                                           Me tienes a mí.

Lo único que escucho en este momento son los latidos de mi corazón y nuestras respiraciones. El silencio es sepulcral, tras mi madre haber nombrada ese nombre el ambiente ha cambiado, ahora hay una notable carga tensión.

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Alexander.

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Su nombre es tan familiar y a la vez desconocido para mí que resulta frustrante. Porqué sé quién es, pero a la vez no lo sé. Intento recordar entre mi desordenada mente el apartado en el que memorizo nombres pero el suyo no está en él. Quiero que el arphoniste regrese a su forma humana, para ver si de este modo su rostro o anatomía humana me resulta familiar. Por un momento pienso que podría ser Harry, pero solo hay que ver sus ojos, la intensidad de sus rojizos ojos, para saber que no es él.

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Agito suavemente mi brazo para que Dakota suelte su fuerte agarre y doy un paso también para estar a la altura de mi madre. Le miro y bajo mi mirada hasta su mano, la cual agarro para sostener. No he sido la mejor hija y dudo que lo sea, no ha sido la mejor madre, no, pero aún así me ha protegido de lo que antes era desconocido para mi y ahora me toca protegerla a ella. Sea cual sea la intención del arphoniste no dejaré que se le acerque, tal y como dice el refrán, por encima de mi cadàver.

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-Aquí me tienes a mí también – digo muy segura de mí misma.

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El arphoniste ruge con fuerza quebrando el silencio creado, como si mis palabras le hubiesen enfadado. Esta vez su mirada está puesta en mí, pero  a diferencia de otras veces no siento miedo ni preocupación, esta vez, no siento nada. Elevo mis brazos con mis puños cerrados y los pongo dirección a él, no tengo ni idea de como usarlos pero si debo hacerlo lo haré.

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-Vete – susurro  modo de amenaza.

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Este hace lo contrario a lo que esperaba, en vez de retroceder avanza hacia delante. Doy un pequeño paso hacia atrás chocando con mi madre. Me sorprende que ésta no haga nada, al igual que Dakota, me sorprende que estén quietas sin siquiera pestañear. Es como si estuviesen congeladas por lo que siento que en este momento solo estamos yo y el arphoniste, cosa que me empieza a inquietar.

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Miro por segunda vez a mi madre y lo que veo hace que mi nivel de preocupación que antes era nulo suba por encima de las nubes. Es, es de color azul. Su piel ha adoptado un tono azul bastante débil y pequeños trozos de hielo se encuentran en diferentes partes de su cuerpo incluyendo su ropa, al igual que pequeños copos blancos que parecen nieve esparcidos por la longitud de su cabello. Miro a Dakota, ésta se encuentra igual. Y tal como pensé es como se encuentran, jodidamente congeladas.

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-Siento haber hecho ésto – habla una masculina voz detrás de mí. – Quería hablar contigo, a solas.

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Un escalofrío recorre todo mi ser por la familiaridad que siento al escuchar su voz, no me acuerdo de dónde pero sé que la he escuchado antes. Me giro le miro a la cara esperando ver su rostro para reconocerle, pero está oculto en la oscuridad del pasillo, solo alcanzo a ver sus piernas y un par de botas desgastadas que ocultan sus pies. Por mucho que quiera avanzar hasta él mi parte racional dice que mejor me quede en la distancia a la que estoy.

Dark Side |HS|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora